GastroTOUR 29/01/2025

Hay un restaurante de Madrid que se ha convertido en un referente del arroz, los amantes de la paella o del arroz negro no dudan en ir a este lugar, siendo todo un referente a la hora de conseguir disfrutar de un plato ante el cual, hasta el mejor cocinero valenciano se quitaría el sombrero

Los paelleros visitan Casa Benigna, el lugar en el que se come un arroz que se presenta como: «La Patella es el recipiente en el que nuestros arroces son cocinados y servidos en la mesa. Se trata de un utensilio genuino creado, desarrollado y patentado por Norberto.

Siendo el resultado final de un prolongado trabajo de investigación y desarrollo, con numerosos modelos experimentales precediendo a la versión definitiva, forma parte de esa búsqueda de la excelencia en la preparación de los arroces secos a la valenciana, nuestra especialidad.

Su diseño permite una cocción uniforme en toda su superficie; tiene una elevada capacidad térmica para mantener la comida caliente en la mesa; facilita la obtención de un socarrat extenso, uniforme y de alta calidad; ofrece las mejores garantías de salud al eliminar cualquier sabor metálico de la comida; y es, además, una sartén muy versátil para su uso en recetas variadas».
De paella a Patella… ¿o es al revés? El nombre está rescatado de su origen en latín. Se denominaba patella a un plato ancho en el que se cocinaba y se servía al centro de la mesa.

Con el tiempo, la “t” se fue suavizando pasando a ser una “d” – padella o padilla – para terminar, omitiéndose del todo: paella, palabra que tiene hoy un doble uso, pues sirve también para nombrar a una receta concreta de entre todas las que en estas sartenes se cocinan».
Una manera de hacer paella revolucionaria que nació lejos de España:
«La idea nació, ni más ni menos, en una cabaña en los fiordos noruegos, en la que se cocinaba según las costumbres culinarias vikingas.

La cocción se controlaba gracias a una alta estructura metálica dentada que permitía colocar sartenes de considerable tamaño a la distancia deseada del fuego vivo.
Norberto llevaba tiempo reflexionando sobre el desarrollo de una cocina que permitiera juntar a muchas sartenes en un espacio relativamente reducido y tener, a la vez, control sobre el estado de cocción de cada una de ellas.

Al regreso de su viaje se puso manos a la obra, desarrollando el concepto en colaboración con unos grandes artesanos del acero inoxidable. En apenas seis meses pudo ver su idea hecha realidad y el resultado fue una cocina que doblaba en capacidad a la de una convencional de tamaño similar, y mucho más flexible a la hora de combinar sartenes de diferentes dimensiones».
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