26/04/2024 GastroTENDENCIAS
Lo mejor de la cocina es que nunca se detiene. Su gran fortaleza está en la voluntad de cambio y de adaptación a las circunstancias y los territorios que la acompañan. No hay nada que la haga tan viva, vibrante, fértil y reconfortante. También pesan la reparadora calidez y la cercanía que a menudo entraña, pero eso queda para otro día.
Lo más notable de la cocina es que en ningún momento de la historia ha dejado de cambiar, avanzar, evolucionar y transformarse. Los hay que asocian ese proceso tan continuado como inevitable a lo que hemos dado en llamar fusión culinaria, y justifican las influencias que llegan de otros lugares y otras culturas en la histórica permeabilidad de las sociedades. Yo lo veo como la muestra natural de la capacidad de adaptación de la cocina a cada tiempo y cada circunstancia que le toca transitar.
Solemos olvidarlo cuando hablamos de tradiciones y aplicamos el término a la cocina. Lo tradicional habla, dicen, de una verdad absoluta, con visos de realidad eterna y como tal inamovible: los platos son como se describieron en la primera receta que quedó por escrito, sin importar la realidad de miles de cocineras y cocineros que la desmienten a diario: las fórmulas cambian cada día en la aplicación práctica del plato, porque responden a tiempos, realidades y necesidades diferentes.
Nunca comemos igual que la generación anterior; cuando cambia la forma de vivir también cambia la manera de comer.
FUENTE: JALG Alta Gastronomía