25/04/2024 GastroTEST
Ahora, con los "sureños cruceños", hay que tomar nota de esta receta para cocinarla en casa o mejor ir al Chalet La Suisse para comer la mejor fondue de Santa Cruz.
La fondue de queso es uno de los platos insignia de la gastronomía suiza, concretamente de la región de Romandía, también conocida como la Suiza Francesa. Parece ser que la fondue de queso nace de la costumbre adoptada por los pastores de las zonas montañosas suizas, que calentaban trozos de queso viejo con la intención de entonar sus cuerpos ante las inclemencias del tiempo, llevándose al estómago una comida caliente.
Aunque no se conoce una fecha exacta con respecto a su origen, la primera publicación en la que se recoge su receta data del 1825 y es obra del cocinero francés Brillat-Savarin. Desde entonces y hasta la fecha, traspasada la frontera con Francia, la fondue de queso se ha popularizado a nivel mundial. Cada país la ha adoptado y adaptado a sus costumbres, apareciendo multitud de recetas y variantes.
Si bien es cierto que la fondue de queso es una receta versátil y de fácil adaptación, en la que podemos utilizar productos de nuestras regiones, no está de más mencionar que la receta tradicional se basa en el uso de dos quesos principales: el queso Gruyère y el queso Vacherin Fribourgeois.
A no ser que seáis unos puristas irredentos, estos quesos se pueden sustituir por otros quesos suizos de características similares como son el emmental, el raclette y el sbrinz o, incluso, por quesos de otros países como el comté francés, el fontina italiano y el cheddar británico.
INGREDIENTES:
Queso gruyère: 400 g
Queso Vacherin Fribourgeois: 400 g
Vino blanco seco: 300 ml
Diente de ajo: 1
Puede ponerse harina o maicena o no: 20 g
Licor de cereza o kirsch: 100 ml o un chorrito de singani
Pimienta negra molida
Zumo de limón: 1 cucharadita
CÓMO HACER FONDUE DE QUESO:
Dificultad: Media Tiempo total: 22 minutos Elaboración: 5 minutos Cocción: 17 minutos
Conviene disponer de una cazuela especial para fondue por la comodidad que supone poder pasarla del fuego a la mesa, donde se coloca sobre un soporte con un quemador de alcohol que la mantiene caliente y fundida.
Una vez listos y equipados, comenzamos por trocear nuestro queso en dados o rallarlos. Tomamos la cazuela, cortamos el ajo en dos y frotamos su interior. Introducimos el queso Gruyère y, si lo encontramos, Vacherin Fribourgeois, el vino y el zumo de limón en la cazuela y calentamos a fuego lento, removiendo constantemente. Cuando comience a fundirse, añadimos el queso Vacherin y la maicena diluida en el kirsch. Condimentamos con pimienta y removemos hasta obtener una crema homogénea y lisa.
SOS... ¡NO ME HA QUEDADO COMO DEBIERA!
Pudiera ser que, a pesar de seguir los pasos indicados al pie de la letra, el resultado no fuese el esperado. Si la fondue se ha cortado, la ponemos de nuevo al fuego y añadimos un poco de vino blanco, maicena y zumo de limón; estos ingredientes se encargarán de aportar consistencia. Si nos ha quedado muy líquida, podemos espesarla añadiendo más queso o maicena disuelta en vino o kirsch, y si nos ha quedado espesa, sólo tenemos que añadir un poco más de vino.
CON QUÉ ACOMPAÑAR LA FONDUE DE QUESO:
Nuestra fondue de queso ya está lista y ahora sólo nos falta el acompañamiento. La tradición reza que, para servirla en condiciones, hace falta disponer trocitos de diferentes panes sobre la mesa: cereales, candeal, integral, etc. Así, una vez dispuesta la cazuela sobre su soporte, ya nos podemos dejar llevar por el placer que supone degustar una tradicional fondue de queso. Existen alternativas de acompañamientos para quienes consideren que pan y queso pueden resultar pesados, cansados, poco variados o similares. Las verduras troceadas, ligeramente cocidas al vapor, son una excelente opción. A ellas también podemos sumar trocitos de salchicha ahumada, tomates cherry, champiñones, etc.
No hay límites, así que ¡imaginación al poder!