VINO BOLIVIANO, RESILIENCIA 2024 Y OPORTUNIDADES 2025
- Ana Paola Hórnez Rivera
- hace 13 minutos
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OPINIÓN SCZgm 09/09/2025

Pablo Pizarro. Revista Moscatel.

La cadena vitícola, liderada por el valle central de Tarija, junto a Camargo, Villa Abecia y Samaipata, está experimentando una metamorfosis gracias al esfuerzo colectivo de productores, enólogos, sommeliers y entusiastas que apuestan por la calidad.
El estado actual de la industria vitícola boliviana es una mezcla de logros notables y desafíos persistentes. Por un lado, el vino boliviano ha ganado un merecido reconocimiento en competiciones internacionales, destacándose por su expresión única derivada de terroirs de alta altitud. En paralelo, el singani, el destilado de uva emblema del país, ha comenzado a ganar protagonismo en mercados extranjeros, especialmente en Estados Unidos, donde su autenticidad y versatilidad lo están posicionando como un destilado premium.
En el ámbito de los consumidores, los amantes del vino y el singani en Bolivia están mostrando un creciente interés, sumando la enogastronomía, un movimiento que combina el placer del vino con la riqueza de la cocina local. Restaurantes y chefs bolivianos han comenzado a incorporar maridajes con vinos y singanis nacionales, celebrando la biodiversidad y los sabores autóctonos del país. Este enfoque no solo enriquece la experiencia culinaria, sino que también refuerza la identidad cultural boliviana en cada copa y cada plato.
Las proyecciones para 2025 son optimistas, pero requieren de una estrategia coordinada. Primero, es fundamental consolidar alianzas entre productores, instituciones gubernamentales y organismos internacionales para fomentar la apertura de mercados y el conocimiento. Segundo, la promoción del vino y el singani en ferias y eventos globales debe intensificarse, de modo que eduque al consumidor extranjero sobre las cualidades únicas de los productos bolivianos. Tercero, el turismo enológico y las experiencias en bodegas y viñedos podrían ser un motor clave para atraer visitantes nacionales e internacionales.
La industria vitícola de Bolivia está en un punto de inflexión. Con determinación, creatividad y una visión compartida, el país tiene el potencial de convertirse en un referente en Sudamérica.
La propuesta al 2025 es hacer del vino y el singani embajadores de Bolivia ante el mundo, como parte de su rica herencia cultural y su capacidad de superar las adversidades.
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