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LA CAUDILLA: GOURMET DE TRENCADIS Y SOMONTANO

Noticias 30-03-2025



Entrar en LA CAUDILLA es viajar al Somontano aragonés y encontrarse la fusión de las columnas de Torreciudad en los acantilados del río Cinca, arte en ladrillo basado en la fórmula matemática conocida como la Sucesión de Fibonacci, en honor al matemático italiano que la describió: esta proporcionalidad de las esferas, una sobre otra, en el siglo XIII; y el arte del “Trencadís” de Gaudí en el Park Güell de Barcelona.


Solo hay que tener un poco de sensibilidad para saber que no nos encontramos en un sitio donde los caballos y los trabucos de los bandoleros se cruzan por los espacios albinos, invitando a recorrer un viaje gastronómico que va más allá de Santa Cruz, atraviesa la piel de toro, para recalar en Suiza y terminar en Asia. Todo esto se traslada al plato con sus sabores, texturas, aromas y propuestas de la mano e ideas de Claudia Adriazola.



Moderno, elegante, descontraido... le da un guiño a una nueva gastronomía viajera donde las estrellas son las entradas y mantiene, al igual que en la casa madre, su ADN en la carne, donde, como dice su lema, “La carne siempre es igual de buena”.



Pero entremos en materia: su ubicación en la cara sur de Green Tower, frente a la vereda de Fidalga. Sus espacios comienzan a contar historias de viajes, paisajes y animales que conmueven, desde el caballo hasta el tigre asiático que se asoma en los espacios de este local gastronómico con un nuevo concepto en Santa Cruz, donde, lógicamente, la carne de EL ARRIERO está presente sin ser la protagonista, pues sus entradas y, cómo no, la variedad de coctelería marcan la ruta gourmet.



CAUDILLA presenta tres espacios: terraza interior en el lobby, el comedor interior —acústicamente bien cuidado— y barra de bienvenida, y terraza exterior con vistas a la calle, donde lo que te cautiva puede ser un cóctel de LA CAUDILLA y apreciar sus entradas y coqueterías de las brasas.



Pero vayamos a la materia prima gastronómica con esta pregunta que tanto retumba en mis oídos cuando me tropiezo con caras conocidas: “¿Qué tal la comida?”... y contesto: “Yo repetiría”, pues, además de la carne, que no probé porque al día siguiente fui al EL ARRIERO original, sus otras ofertas culinarias tienen muchos e interesantes matices que requieren de su menudearía para captar el plato en su total acepción. Parece que sigue los cánones de su decoración interior del “Trencadís” y el Somontano.


Las entradas son para disfrutar sin complejos, con nuevos sabores y displicencia en las texturas, con un toque de matices orientales, sobre todo en los aromas y condimentos. Eso hace que las entradas, una más una, se conviertan en lo todo y a lo loco en verdaderos platos. En estas entradas y ya que CAUDILLA viene del sector carnívoro, me salté la brasa para ir al crudo estilo francés con un exquisito tartar de churrasco de filet con parmesano tórrido, que ayuda a acompañar esta combinación de carne cortada al cuchillo. Si bien, a mi modesto parecer, los pedazos de la carne de res deberían ser más chicos.


Siguiendo con las entradas, probamos las mollejas, que no tienen nada que ver con las de su casa madre, ya que en estas llevan un toque asiático, caramelizadas con teriyaki con ornamentos de ají gusanillo. Seguimos la línea del mix carne-entrada, esta vez con unos pequeños taquitos de ribeye con su tortita de maíz, cebolla encurtida y un toque de la tierra azteca con su salsa chipotle.


Estaba simpática, me sonrió. También, por el “paralelo 38 norte”, probamos una mini barbacoa asiática que en carta viene bautizada como “Fried Chicken”; visualmente era como las mollejas con teriyaki, pero delicioso producto al superar el sentido del gusto.


La estrella de este almuerzo fue la Hamburguesa Caudilla: solo 10 ejemplares de este plato se sirven por sesión, una exclusividad de la casa con carne de primerísima y un sabor realmente singular, donde la burger se convierte en un plato gourmet, no por su apariencia, sino por su excelencia en el proceso gustativo, que rememora lo mejor de la carne y la brasa y su especial toque de cebolla caramelizada y bacon. También probamos una ensalada césar con sus vegetales pasados por brasa, pero no relatamos nada, pues posiblemente tenga algunos cambios en la próxima edición de la carta.


Y para rematar, sorbiendo los últimos resquicios del trago, vino, sorbito o cóctel, un postre: una crème brûlée o crema catalana, el cheesecake vasco o la tarta de chocolate, entre otros. Tal como mandan los cánones, sin sorpresas.


En definitiva, ¿qué es CAUDILLA y qué es EL ARRIERO? Son padre e hija: el padre, que consolidó la catedral de la carne, Jorge; y la hija, Claudia, una líder o caudilla de la joven gastronomía cruceña, que se atreve con un importante emprendimiento conservando el espíritu pero mirando al horizonte, para ofrecernos entradas, bebidas y un buen estar, para que sigas comiendo esta carne que tanto te gusta.


Ahora, a los amigos, los clientes de siempre, los advenedizos y los visitantes les toca ir, ver y creer. Yo solo les puedo decir que no les será indiferente, como no lo fue para el mundo de la arquitectura el Trencadís y las columnas de la Sucesión de Fibonacci.


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