GRANIER 100 AÑOS
- Ana Paola Hórnez Rivera
- 26 ago
- 6 Min. de lectura
NOTICIAS SCZgm 26/08/2025

Los Granier es la saga familiar que hace 100 años plantaron viñedos con pasión y en altura, y ahora la familia boliviana transformó el valor de la uva en el mejor vino de esta región latinoamericana.

Ahora la familia celebra estos 100 años y, como parte de esta celebración, han elegido Alicante para estar en ALICANTE GASTRONÓMICA, para que Europa conozca sus caldos, que son considerados por los críticos como el mejor vino de altura del mundo.

De esta manera, la familia Granier Ortiz celebra el centenario de su actividad vitivinícola desde Alicante para el mundo.
Paralelamente, en su terroir de Tarija, acaba de lanzar un singani (destilado de vino, uva de moscatel de Alejandría) premium edición limitada, que ha sido la llave para abrir la majestuosa puerta de su lujoso restaurante dentro de la bodega “José Luis, Brasa y Vino”.

La familia Granier estuvo preparando la fiesta desde hace 10 años. La idea era lanzar un producto conmemorativo y lo primero que hizo fue importar barricas de roble americano, donde puso a reposar un fino singani de uva moscatel de Alejandría. Y llegó el día: el 25 de julio, la cuarta generación de la familia presentó Don Lucho XO Siglo Primero, en la bodega Casa Real, ubicada en el valle de Santa Ana, al sureste de la ciudad de Tarija.

Se trata de un singani premium Single Barrel, envasado en una elegante botella azul, adornado con una piedra preciosa “Bolivianita”, que contrasta con el intenso color ámbar del líquido. Se comercializará a partir de septiembre, cuando se dará a conocer su precio, pero la empresa D&M anunció que solo se venderán 400 botellas.

La presentación fue el punto culminante de los festejos por los 100 años de trabajo de la familia Granier Ortiz en el rubro vitivinícola boliviano. La celebración también fue propicia para anunciar la apertura del restaurante José Luis, que se inaugurará en las próximas semanas como aporte al enriquecimiento del enoturismo en la región.
Los 100 años de tradición

José Luis Granier y su esposa Cecilia Castellanos dirigen la familia, compuesta además por sus tres hijos: Luis Pablo, María Cecilia y Nicolás, que constituyen la cuarta generación de una empresa familiar que ha construido marcas de prestigio como el singani Casa Real, los vinos Campos de Solana, el ron 37 Lenguas y, recientemente, el singani Don Lucho.

La historia centenaria se inició mientras Bolivia celebraba su primer siglo de vida independiente, en el valle de Cinti, al sur de Chuquisaca. Julio Ortiz Linares, patriarca del singani y de la familia Granier Ortiz, comenzó a modernizar el arte de la destilación y la vitivinicultura y originó un método particular de destilación, perfeccionado con el tiempo por sus descendientes, socios y colaboradores.

En 1975, el yerno de Ortiz, Luis Granier Ballivián, fundó en Tarija la Sociedad Agroindustrial del Valle (SAIV). “Don Lucho”, como era conocido, inició la destilación en el valle de Santa Ana e introdujo el sistema de riego por goteo, transformando un terreno árido en un viñedo productivo que aún hoy se cultiva.

Como resultado, en 1981 se lanzó Casa Real, un singani con tres etiquetas que hoy son parte del consumo cotidiano en Bolivia: Etiqueta Negra, Etiqueta Roja y Etiqueta Azul.

Desde entonces, el proceso de destilación se ha ido perfeccionando. La tercera generación, liderada por Fernando, Luis y Carmen Granier Ortiz, tomó una decisión clave: importar alambiques tipo Charentaise, fabricados por artesanos franceses en Cognac.
En paralelo, fundaron D&M en 1994, con el objetivo de impulsar el desarrollo comercial.

Le siguieron lanzamientos relevantes como Don Lucho Pionero en 1996 y, en 2000, Campos de Solana, que ha ampliado la cultura del vino en Bolivia con sus líneas Varietales, Reserva y Gran Reserva.
En años recientes, la cuarta generación ha asumido un nuevo ciclo de trabajo enfocado en la calidad, diversificación e internacionalización del portafolio.

En 2011 nació la marca Don Lucho, y en 2016 se presentó Don Lucho de Oro, el primer singani boliviano añejado en barrica.
“En singani tenemos una participación de más del 80% del mercado y, en vinos, no somos líderes en producción, pero sí en vinos de alta gama”, resaltó José Luis Granier, al mencionar que la industria brinda empleo directo a cerca de 300 personas y a más de mil familias de forma indirecta.

Al mismo tiempo, ponderó la alta calidad de los vinos bolivianos y que las otras marcas impulsan a D&M a mejorar cada día. “La competencia es fuerte, pero es buena porque nos lleva a mejorar. Si bien hemos sido afectados con el contrabando de vinos argentinos y chilenos, eso ha llevado a que la gente aprenda a tomar vino”, afirmó.

Por su parte, Luis Pablo Granier, gerente general de D&M SAIV, destacó que no existen muchas cadenas productivas en el país que posean, desde la producción de la uva hasta la comercialización a escala internacional.“Más de 3.500 familias en Tarija viven directamente de la comercialización de la uva. Esto no incluye a la gente que provee los fertilizantes, el transporte, etc. Y, aunque el contrabando en los últimos años ha perturbado a la cadena, la devaluación del boliviano nos ha dado un viento a favor porque ya no tenemos mucho contrabando.

Esto va ligado al enoturismo, que también es un movimiento económico importante. Somos fieles creyentes de que parte del futuro de Tarija tiene que girar alrededor de la cadena productiva y el enoturismo”, sostuvo Granier.
La historia de la internacionalización del singani Casa Real fue al más alto nivel. En 2014, de la mano del cineasta Steven Soderbergh, el producto cruzó por primera vez las fronteras con la marca Singani 63, iniciando un proceso de exportación que continúa creciendo.
En tanto, el vino Campos de Solana también fue creciendo en calidad. En 2017 se lanzó Gran Reserva Esther Ortiz, un homenaje a una figura esencial en la historia de la familia, que fue un pilar silencioso pero firme. En 2024 se presentó Principia, la primera etiqueta de la nueva bodega Granier Ortiz, orientada a proyectar los vinos bolivianos en mercados exigentes.
La cuarta generación también ha apostado por explorar nuevas categorías, con el lanzamiento de Gin Flamboyant y Ron 37 Lenguas.“Nuestra historia nos ha enseñado a actuar con integridad, a cuidar la tierra que nos da sustento, a valorar el esfuerzo colectivo y a poner siempre a la familia en el centro.
Esa herencia de valores es la que hoy nos impulsa a ir más lejos: a crear marcas que nos representen con orgullo, a asumir riesgos con audacia y visión, a construir con respeto hacia nuestra gente y hacia quienes nos precedieron”, expresó Luis Pablo Granier.“Este legado —agregó el ejecutivo— no es solo una colección de marcas o productos, sino una forma de entender el trabajo, el compromiso y la vida misma.
Porque, en el fondo, lo que celebramos son, además de cien años de destilación y vitivinicultura, cien años de confianza en una forma de hacer las cosas: con pasión, con responsabilidad, y con el firme propósito de dejar una huella que inspire a quienes vienen detrás”, destacó Granier, a tiempo de dar inicio a las celebraciones de este centenario.
Una joya boliviana
A casi dos meses previos a su lanzamiento, el singani Don Lucho XO Siglo Primero ya tiene pedidos.En su presentación del 25 de julio, Nicolás Granier, director ejecutivo comercial de D&M, manifestó que “no es un simple singani, es una celebración embotellada de nuestra historia y nuestro compromiso con la excelencia y el amor por nuestra tierra”.
“En el singani encontraremos una complejidad de notas de frutos secos, algo de caramelo, algo proveniente de la barrica, notas de cacao, de chocolate. Asimismo, en el paladar es un producto muy suave, yo diría hasta sedoso, que recomiendo disfrutar con hielo, es decir, en las rocas”, detalló, a tiempo de subrayar que, para finalizar el proceso de su producción, el producto pasó a barricas de jerez de estilo manzanilla, certificadas con su Denominación de Origen (D.O.C.).Cada botella incluye una joya en Bolivianita, la gema emblemática de Bolivia, diseñada por Sofía Diez de Medina, tallada a mano e inspirada en la hoja de moscatel de los viñedos tarijeños de la familia Granier.
Lo último: JOSÉ LUIS Fuego, Vino y Memoria, un restaurante para la experiencia, es el gran regalo a Lucho en este centenario.Como un aporte al sector del enoturismo tarijeño, la familia Granier celebró la apertura del restaurante “José Luis”, ubicado en la finca Los Cipreses, que promete convertirse en una experiencia que combina tradición, sabor auténtico y elegancia.
_edited.jpg)







Comentarios