GastroTOUR 11/12/2024
Parafraseando a la canción “Si vas para Chile recuerda viajero...” podría cambiar la última estrofa y, en lugar de decir:
“El pueblito se llama Las Condes
Y está junto a los cerros y al cielo
Y si miras de lo alto hacia el valle
Lo verás que lo baña un estero”
Podría sustituirlo por:
“Y está en Equipetrol se llama ‘Los Hierros’
Y está frente a ‘Green Tower’ y se come como en el cielo
Y si miras desde dentro crees que solo hay carne
Pero la verdad es que hay ricos manjares de lo mejor a lo más bueno”.
La verdad es que este clásico restaurante de Santa Cruz, LOS HIERROS, ha dado un giro de 390 grados. De ser una buena churrasquería ha pasado a ser, además de una buena churrasquería donde por fin ha asegurado la calidad de la carne, un RESTAURANTE en mayúscula que da algo más que carne, da un valor agregado, que es mucho más de lo que otros restaurantes de este perfil tienen en nuestra ciudad.
Ya no es la calidad de servicio que lo tiene, que se le supone, el lugar y el ambiente que siempre ha hecho gala, la tradición y el glamour que lo retiene; sino la calidad en la cocina que desde hace algún tiempo no habíamos descubierto en este emblemático establecimiento.
Pero ¿a qué se debe este cambio?, ¿qué es lo que hace que este restaurante haya pasado de un día a otro a la primera línea de la “Champions League” gastronómica? Como siempre, tomando el símil del fútbol; el coach cambia el team, al igual que Hans-Dieter Flick cambió el Barça.Y esto lo comprobamos, en el match a lo gourmet que una selección chilena, acompañada por fichajes europeos y bolivianos, jugó en este estadio de la gastronomía cruceña, “Los Hierros”, donde la buena cocina ganó por goleada.
Relatemos cómo fueron los “tantos” de este nuevo equipo con el escudeto de “Los Hierros”. El primer gol por la escuadra: un surtido de ensaladas para picar mientras viene la carne con las típicas verduras y vegetales, con una sorprendente “escalivada catalana” de pimentones, cebolla y berenjena a la brasa, aliñada y reposada en frío, para seguir con pasta, quesos criollos al ron y surtido de olivas donde destacan las aceitunas sevillanas. A todo esto, acetato balsámico y aceite puro de oliva como condimentos para sazonar los apuntes del “pre time”.
Un golazo, y este de “chilena”. Y de ahí viene nuestro comienzo, el presentar los cortes de la carne en crudo y en mesa, para que el cliente vea el producto, su marmoleo y textura antes de que el corte pase a la brasa. Nos pareció una genial idea; es el único restaurante donde he visto esta gran estrategia de juego. De esta manera nadie puede llevarse al engaño de lo que va a comer y degustar. ¿Quién decía que en Los Hierros un día la carne está buena y el otro regular? Ahora, como Santo Tomás: “Ver para creer” y realmente ver la carne, tal cual, antes de que vaya a descansar a la parrilla, es un testimonio de calidad. ¡Felicidades por esta innovación!Y como decíamos al principio: “Y si miras desde dentro crees que solo hay carne” y esto no es así. “Los Hierros” es mucho más que carne; es un estadio gourmet donde la magia de su carta hace que comprobemos en las papilas el espectáculo de su cocina. Y el pulpo a la brasa o el pacú reposado en las ascuas de carbón incandescente, que es lo que pudimos probar, se convierten en manjares de lujo.
A ellos podemos sumarles otras propuestas como pastas al auténtico estilo italiano, con más de siete salsas a elegir, pescados y productos de mar a la brasa que van desde la trucha, el salmón, la dorada o el pacú, pasando por el octopus, el calamar, o las brochetas de langostinos. Como dice en la carta: “Estás a punto de vivir una experiencia inolvidable” ... Quod scripsi, scripsi.Y como colofón final, con doble sorpresa: por un lado, los postres, para mí que no soy del regate de lo dulce, al punto ... ustedes tienen que juzgarlos; y por otro, el carrito de los GIN TONIC, tan de moda en Europa y que este toque de distinción y servicio es todo un broche de oro, si bien creemos que podrían poner más ginebras.
Una carta sin ostentaciones, ajustada – ¿para qué quiero más si está todo?– lo único que echo de menos es lo que siempre me ha gustado de Los Hierros, y ahora teniéndolo no lo tiene, por tanto no puede lucirlo. Esperemos que crezcan las palmeras. Ya no es el sitio para “ver y ser visto”; ahora “estás, sin estar, estando”. Es decir, comes de categoría con un gran servicio en un lugar donde las orquídeas y la tradición te rodean, pero no estás pues no te haces visible por las palmeras. Pero te importa un huevo que te vean, porque Los Hierros ha recobrado una gran calidad que añorábamos.
GastroTOUR (Dónde ir) es la columna de crítica gastronómica de Ramón Freixa Gourmet en SCZgm
Comments