TENDENCIAS/INF/LV/SCZgm/09-03-23
Obsesionarse con comer de forma excesivamente saludable podría suponer un riesgo para la salud, especialmente la de los más jóvenes. Así lo han puesto de manifiesto un grupo de científicos estadounidenses, que tras elaborar una completa investigación con estudiantes llegaron a la conclusión de que el concepto de clean eating, o lo que es lo mismo llevar a rajatabla una alimentación saludable, puede llegar a poner en peligro la salud mental. Así pues, aquella vieja máxima de mente sana in corpore sano podría acabar, si llevamos al extremo este concepto difuso que arrasa en Internet y que cada persona parece entender a su manera, en una paradoja: que la fijación por tener un cuerpo sanísimo acabe llevándose por delante la salud emocional.
El estudio, publicado en el Journal of Eating Disorders, ha causado un gran revuelo entre los defensores del clean eating, que argumentan que en un mundo donde la obesidad y la mala alimentación están a la orden del día, no parece una mala idea promover por todos los medios la necesidad de tener una dieta saludable. Para la directora de la investigación, Suman Ambwami, responsable del Programa de Psicología y Neurociencia del DIS Study Abroad de Estocolmo, lo que conocemos como clean eating es, en definitiva, una dieta más y, como tal, conviene ser precavidos a la hora de ponerla en marcha. “Hay muchas investigaciones que muestran que hacer dieta aumenta el riesgo de sufrir trastornos alimentarios, y otras que sugieren que una preocupación poco saludable por una alimentación supuestamente "saludable" también podría ser una forma de alimentación desordenada, una condición que tentativamente se denomina ortorexia nerviosa, aunque aún no existe un diagnóstico oficial”, afirma Ambwami.
Las conclusiones del estudio corroboran esta afirmación: “El clean eating es probablemente un fenómeno heterogéneo que se percibe de forma favorable por los estudiantes universitarios de Estados Unidos, incluso cuando está relacionado con el deterioro funcional y la angustia emocional”. Por tanto, la investigación anima a someter a este término de fronteras difusas a un constante análisis, “con el objetivo de aclarar los posibles beneficios y los riesgos que plantea esta estrategia dietética y así potenciar los esfuerzos de prevención de trastornos alimentarios”.
La pregunta, en este caso, es de qué hablamos exactamente cuando hablamos de clean eating. Una buena respuesta es la que proporciona la revista Clean Eating Magazine: “comer comida real para una vida saludable y feliz” y añade: “Clean Eating es tu página para una cocina limpia y una vida limpia”. Para Ambwami, es conveniente revisar el uso del concepto “limpio” en mensajes como este y, cuanto menos, tener presentes sus connotaciones. “Me preocupa en un sentido amplio, tras un análisis de los diferentes mensajes culturales vinculados a este concepto, que crecer en un entorno de alimentación "limpia" pueda llevar a los jóvenes a pensar en la comida como "limpia" o "sucia" o "buena" o "mala".
Este pensamiento dicotómico, blanco o negro, puede preparar el escenario para relaciones problemáticas con la comida en un futuro”. La fijación por tener un cuerpo 'sanísimo' puede acabar llevándose por delante la salud emocional.
La investigadora señala que tanto su propio trabajo como los informes recientes de la industria demuestran que son precisamente los jóvenes quienes están más interesados en el clean eating. Ambwami afirma, además, que “existe un elemento de privilegio involucrado en seguir una dieta "limpia": se necesita tiempo, energía y recursos para restringir la alimentación de esta manera, además de que también hay un elemento inherente de moralización en el que incluso el lenguaje "limpio" sugiere que otros tipos de alimentos son inferiores o sucios”.
Para la médico y nutricionista Núria Monfulleda, del centro Loveyourself en Barcelona, el concepto de clean eating ha ido cambiando con los años y en la actualidad no es más que un intento por parte de muchas personas de plantar cara a una industria, cuanto menos, perversa. “El hashtag se utiliza hace años y si bien empezó como una manera de comer mejor para todos aquellos que buscaban bajar de peso en gimnasios, hoy en día se aplica sobre todo, para que nos entendamos, a una tendencia que aboga por comer lo que comía tu abuela”, explica la experta. Por lo tanto, “no creo que sea un concepto enfermizo, sino una manera de parar los pies a una industria que ha hecho de las suyas en los últimos 30 o 40 años y prácticamente nos ha embutido sin que nos demos cuenta una gran cantidad de alimentos insanos e innecesarios”. Los ejemplos son numerosos: “Tómate un yogur si quieres y añádele fruta fresca y cereales, pero no compres un ultraprocesado que ha creado la industria. O prepárate un flan casero con pocas calorías, pero no compres el ultraprocesado, que no es saludable”, afirma Monfulleda.
Para Ambwami, sin embargo, el problema es que el concepto de clean eating ha pasado por tantas manos que en la actualidad se han desvirtuado las palabras de Monfulleda sobre lo que debería ser una alimentación saludable. “Parte del problema es que no existe una regulación sobre el uso de la etiqueta "limpio" en la industria alimentaria, por lo que los especialistas en marketing pueden usar ese lenguaje a voluntad para vender sus productos”, explica. Esto ha dado lugar a situaciones peligrosas, ya que las interpretaciones de lo que se entiende por clean eating son diversas y no siempre acertadas. “Mientras algunos jóvenes piensan que comer limpio es apostar por los alimentos integrales y evitar los ultraprocesados, así como todos aquellos con listas largas de ingredientes, otros tienen interpretaciones mucho más restrictivas, como sin gluten, sin lácteos, y otras más que se basan en mitos dietéticos como la capacidad de algunos alimentos de alcalinizar o limpiar el organismo. El hilo común parece ser la noción de que todas estas restricciones son beneficiosas para todos, no solo para las personas que tienen restricciones dietéticas debido a alergias o intolerancias”, continúa la investigadora.
De hecho, Ambwami señala que los defensores de este tipo de alimentación “tienden a no ser fuentes de buena reputación: blogueros de alimentos y gurús del bienestar con credenciales un tanto ambiguas y datos limitados para respaldar sus afirmaciones”. La experta recuerda, en este sentido, que organizaciones profesionales como la Asociación Dietética Británica advierten contra las restricciones dietéticas de una alimentación "limpia" (ya que las personas pueden perder nutrientes clave en sus dietas) y la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación advierte que seguir dietas "limpias" puede dar lugar a comportamientos alimentarios desordenados.
FUENTE: La Vanguardia COMER
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