17/01/2024 DONDE IR

Como el perro a los pies de su amo, comenzamos la aventura mendocina de SCZgm entre vinos, bodegas, viñas y paisajes. "Mutatis mutandis" al perro; nosotros "a los pies de los Andes", comenzamos esta gira en unos viñedos muy especiales y únicos, que filtran sus raíces junto a las aguas del pantano del Potrerillo, sobre la ruta 82 que va a Chile, a 1500m de altura, dentro del departamento de Luján de Cuyo, a 60 km de la capital de Mendoza.

Allí, a los pies de un hotel, se extienden las cepas de la bodega STAPHYLE; que ha sido pionera y los únicos que han sabido explorar este terroir en el que nadie antes se había animado a experimentar. En 2014 se implantaron 3 hectáreas de Malbec de los mejores clones disponibles en Mendoza, con una amplitud térmica de 20,3°, generando condiciones ideales para lograr un equilibrio entre acidez y madurez únicos.

Pendientes: combinaciones de pendientes y gradientes que permiten segmentar los suelos en condiciones de cultivo muy diferentes, otorgando elementos de complejidad en los cortes. Suelos: Aluviales con pronunciadas pendientes y condiciones de moderada a baja retención de agua y nutrientes, lo que resulta en controles de vigor naturales. Irrigación: Río Mendoza y Río Blanco, otorgando agua de excelente calidad, con muy baja conductividad y presencia de oligoelementos (mesonutrientes).

Sus viñedos frente a la precordillera de los Andes, en la orilla de la laguna de los Potrerillos, probamos el STAPHYLE Premium. Cabernet Franc acompañado de una generosa tabla de quesos, embutidos, aceitunas y tomates deshidratados. ¡Una combinación perfecta!

Este varietal, cuya cepa ha sido cultivada en espaldera alto, con una guarda de un año en 80% en roble francés y un 20 en americano, lo que llamamos en Europa un Reserva. Tiene a la vista un agradable rojo, sangre de toro, intenso; en nariz, aparecen estos sutiles toques de pimienta, frambuesa y moras negras con notas herbáceas y halos de café y chocolate.

Me sorprendió una delicada acidez tánica en boca, agradable y equilibrada, un vino que envuelve todo el paladar y tiene un acentuado retrogusto. Ideal para maridar con una tabla de embutidos, tomates y quesos.

Una buena experiencia en un sitio mágico para comenzar a los pies de los Andes e ir adentrándonos en la planicie junto a los ríos que llegan a Mendoza, de la mano del buen clima unos cielos alucinantes y un tomar despacio y rico sin que el grado de alcohol te opaque la cerviz.
Porque de que sirve estar atorado por el mosto, si este te bloquea y no te deja ser consciente de sus virtudes, al vino cabeza y así en la cabeza se detecta en buen vino. Les seguiremos contando nuestras experiencias en esta bellísima tierra.
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