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  • 8 feb 2024
  • 4 Min. de lectura

08/02/2024 DÓNDE IR


La gloria es un concepto, como diría Laporta, presidente del Barcelona, “algo más que un club”, es decir, “algo más que un restaurante”. Desde el punto de vista de este crítico gastronómico que les escribe, define este restaurante como “La Gloria: algo más que un restaurante, un cielo gourmet”.




En una de las callejas cubiertas de árboles plataneros de la Chacras de Coria (Mendoza) se encuentran dos caserones antiguos uno frente al otro, donde un cartelón entrando al parqueo te anuncia que ya estás llegando a La Gloria, cuyo lema es “Soñar, vivir y gozar”.


El primer impacto es el diseño, branding, estilo, diseño de este emprendimiento. En nuestros correteos gastronómicos hemos estado en muchos sitios, pero muy pocos nos han sorprendido tan gratamente como este local de la provincia de Mendoza.


Concepto Cantina, que más que una cantina es un “glorioso restaurante, el Mercado entre un rincón de cielo para picar quesos, embutidos y otras fruslerías, y en la tienda puedes llevar envasados al salir productos del campo mendocino, obviamente en la vinatería vino de terroir mendocino.




El aspecto de La Gloria es como estar, nunca mejor dicho, en el cielo. Te llama muchísimo la atención el branding y la decoración Belle Époque, de fondos blancos y decimonónicos diseños, gráficas, muebles y detalles en azul, al estilo de La Cartuja de Sevilla.



Desde los unicornios de la entrada, hasta las sillas, las mesas, los platos, los tapetes de papel de mantel, las servilletas, las bolsitas de azúcar… a los blusones diseñados para los mozos del restaurante que asemejan a baberos escolares de los escolapios de los 50, jugando con la moda de Ágatha Ruiz de la Prada. Todo un sobresaliente atrevimiento de una puesta en escena muy “cool”.


Pero no entremos en esta sección de branding, de la decoración, el diseño y el estilo de vida, pues nos llevaría a escribir un libro, lo resumo simplemente en una palabra: “Genial”.


Nosotros nos metimos en la cantina donde la carta nos describe con minuciosidad las Entradas: Croquetas de mar, Mayonesa densa de langostinos, Rabanitos, Provoleta, tomate asado, mortadela itálica del mercado, tostadas de focaccia, Carpaccio de filet, Membrillo, Batatas pay, Caviar de mostaza, Boquerones del Atlántico, Pimientos crujientes, Topinambur, Sorrentinos fritos de osobuco, Reducción de malbec, Gloriosa César, Pollo asado, Tocino crujante del mercado, Ensalada vegana con onda.


Luego los segundos que allí se titulan Principales con Honor: Milanesa gratinada, Bechamel, Parmesano, Mermelada de ají y tomates, Papas noisette, Pimentón ahumado, Risotto de la costa, Calamares del sur, Lactonesa tártara, Ojo de bife angus, Zapallo inglés en 3 texturas Fondo profundo de carne en la mesa, Pesca del día al modo Birmingham, emulsión de pimiento amarillo, ensalada acevichada, Ñoquis a mano de espinaca fresca, Tomates secos, Hongos, Sutil queso azul, Cordero Oriental, Cous Cous, Pasas, Menta, Aceitunas asiáticas, Ravioles de verduras asadas y queso de cabra, Nuestra salsa arrabiata, Quesito rico, Pastel de choclo: Homenaje a Chile, Pebre con aire de mandarina, Gloriosa Ensalada César.


Llegamos al postre y como reza la carta Dulce Eres Tú: Vigilante con onda, Membrillo ahumado, Crema de quesos del mercado, Oblea, Cítricos, Mousse de chocolate semiamargo, Frutos rojos, Galleta de algarroba, Tiramisú de Mantecol, Crema espesa de café con toquecito de whiskey, Flan nuestro de dulce de leche, Las texturas del coco, Pavlova recargada, Curd de mandarina, Sabayón de naranja, Cítricos.


Después de un buen ágape, lo que se viene, si la comida ha estado gloriosa, y doy fe que ha estado gloriosa, lo propio es un buen café y un bajativo.


En este establecimiento este tema está cuidado al detalle, pues lo que se quiere es La Gloria eterna. Los productos marcan un punto y final que no es tal, pues te rememora la eternidad con el café y en nuestro caso un pisco de moscato de la tierra.




En cafés excelentemente preparados tenemos los tradicionales Ristrettos, Espresso Cortado, Americano, Café Latte, Late Hulk Flat White, Capuccino, Latte frío Chocolate, Infusiones de menta-limón, Selección de tés con leche de almendra y especialidades gloriosas como el Americano on the rocks, Iced Coffee, Espresso doble y helado de vainilla, Espresso Tonic.




Y si uno no tiene prisa, y a La Gloria hay que ir sin prisas, puede curiosear, para solicitar un trago o bajativo de todo tipo de coctelería, donde nos sorprenden entre otras cosas con bebidas como la sección denominada "La Sociedad de los Poetas", donde te ofrecen: Juarroz Vaso, Vermut de la casa, Tónica, Rodajas de pomelo, Julio Florencio Vaso, Vermut de alcachofas, Schweppes pomelo, Rodajas de pomelo, Armando Tejada Vaso, Vino de Estación, Elegí Malbec, Rosado o Torrontés, Almíbar de hierbas, o una Fiesta de frutas de estación.


Personalmente, pedí un Salmorejo de entrada y mi acompañante una tortilla de papas. El salmorejo, soberbio con huevo poché y tropezones de jamón, estaba exquisito, si bien desde mi humilde punto de vista, podría haberse servido mucho más frío. Luego opté por los ñoquis hechos a mano de espinaca fresca, tomates secos y hongos con una salsa entre sabores del bosque y una salsa parecida a la salsa bearnesa, no tan espesa. También, por otro lado, solicitamos, ya que estamos en Argentina, un ojo de bife término inglés, blando y graso como mandan los cánones.


La idea de este soberbio emprendimiento gastronómico ha sido creada por José Bahamonde y Federico Ziegler, dos amigos que viajaron por todo el planeta probando sabores y acarreando distintas culturas. Como se aprecia a distancia, son unos locos del diseño atrevido y de la cocina con muchos toques mediterráneos, muy pensada, equilibrada y que varía su carta por temporada.


En resumen, para mí, uno de los sitios más recomendables que he conocido en mis tropelías gastronómicas; no tiene un precio por las nubes, buen yantar a medida, café y copa para terminar y de esta manera, respirar en la gloria; en este caso, no la eterna, que ésta se llama cielo, pero sí que bien se está cuando se está bien y en La Gloria de Chacra se come bien y se está bien.

  • 31 ene 2024
  • 2 Min. de lectura

31/01/2024 DONDE IR


Dentro de los rankings de valoraciones de los asadores o churrasquerías mendocinas, El Asadito está entre las 10 primeras de la ciudad. Aquí, en esta ciudad Argentina, hay más churrasquerías que setas en el monte, o sea, que si está entre las 10 primeras, podemos decir que promete y cubre las expectativas.


Para no errar el camino y probar de una vez un poco de todo, nos pedimos unas mollejas y una tablita de hierro candente con morcilla, chorizo, vacío, costillita (tira), algo de chancho, acompañado todo por la correspondiente ensalada.


Cuando en Argentina hablamos del Vacío, nos referimos a una pieza de res muy popular en la cultura argentina.


En este corte confluyen varios músculos (en Europa se identifica solo con la Aleta estrecha) de la falda de la vaca. Esta supone la zona abdominal de la res.


Esta pieza de carne, al asarla, hay que ponerla a la parrilla por el lado más graso, para que se haga primero, siempre a fuego lento, alejada de las brasas directas para que se vaya atemperando lentamente.


Es una carne más sabrosa que tierna, pero resulta muy agradable cocinada a la brasa en la parrilla. Es uno de los iconos cárnicos de los argentinos.


Salvando las distancias, la verdad es que nos recordó un poco al Arriero de Santa Cruz. Buen servicio, techo de caña, sitio agradable.


La única diferencia es que en el Arriero parece el metro de Londres, siempre lleno y acá había ocho mesas. Eso sí, la carne buena como la del arriero y el vino, ¿qué decir? Palabras mayores, pues estamos en Mendoza.


Nos descorcharon unas Perdices, perdón, un Malbec de la viña de Las Perdices. El Malbec responde a las propiedades de la cepa más emblemática de Mendoza, con las características propias del terroir en Agrelo.


Su paso de 8 meses por madera le otorga intensidad de colores y complejidad aromática; es suave en boca y equilibrado. El vino lo descorchó a la perfección el mesero que sabía más de vinos que el enólogo del gran Enemigo.


Si hay algo realmente admirable en los establecimientos gastronómicos en Argentina es su servicio.


Los meseros son unos verdaderos cracks. Atentos, simpáticos, serviciales e informados. Saben estar, medir, entrar y desaparecer, pero siempre entran en el momento oportuno. Atentos a la mesa, siempre saben cuándo hay que retirar algo o servir algo.


Realmente, si algún día montara un restaurante, ficharía unos meseros argentinos: calidad, servicio y educación. Unos verdaderos profesionales.


Como pueden ver, una experiencia muy positiva, rica, buen precio y sin alharacas ni mamoneadas. Al pan, pan; al vino, vino y la carne… Argentina; por favor, y además, si te la sirven los profesionales que hoy hemos conocido, mejor que mejor. La experiencia se duplica. Como dice el lema que tienen en las paredes del ASADITO: "Parrilla llena, corazón contento".

  • 25 ene 2024
  • 2 Min. de lectura

25/01/2024 DONDE IR


Además de 'La Ruta del Vino', hemos quedado impresionados por 'La Ruta del Olivo', donde gran parte de las almazaras que existen en Mendoza producen un aceite de altísima calidad y me atrevería a decir que es mejor que el italiano, griego, portugués o español. La mayoría de estos campos de olivos y aceiteras están ubicadas en Maipú.


Los turistas acuden en masa a visitar y comprar en estos establecimientos, y así conocer cómo se hacen los diferentes productos, ya sea el aceite o los derivados de las aceitunas.

Hemos tenido la suerte de visitar, probar y testar los productos de Olivícola Simone en la zona de Maipú, que está abierta todo el año, y conocer las características de sus aceitunas, sus derivados y principalmente los aceites.


El aceite, las aceitunas y sus productos relacionados son realmente un mundo aparte que supera la realidad de lo más gourmet.

Atendidos por Cristina, hija de la italiana que vino para un día a estas tierras y se quedó para hacer este milagro de esta marca de aceites. Pudimos aprender, catar y degustar estos productos que están considerados unos de los mejores en su relación calidad-precio.


La Olivícola SIMONE, empresa familiar con más de 30 años de trayectoria en la zona, elabora productos de altísima calidad. Lo que sorprende, además del centro de producción familiar, es su amabilidad, profesionalidad y asesoramiento personalizado, donde con pasión te enseñan los procesos y, cómo no, el producto."


Comenzamos con las aceitunas. Debemos destacar, entre otras, la aceituna griega negra bañada en aceite; realmente exquisitas, con el proceso original de la antigua Grecia.

Las negras naturales, que son menos arrugadas, son al estilo de la familia italiana, y luego hay una gran variedad de aceitunas condimentadas; estas últimas con el tradicional proceso de producción en salmuera.



Además de las aceitunas, se ofrece en esta Olivícola la pasta de aceituna llamada también Tapenade (Francia) o la olivada (Catalunya), que son una pasta tipo foie cuya base son las aceitunas. Esta preparación untable conserva la esencia de las zonas de olivares y se hacía ya en el Imperio Romano.



La Tapenade es una receta cuyo origen se sitúa en la Provenza francesa. El nombre de Tapenade proviene de la palabra provenzal para designar las alcaparras. La Tapenade se sirve como aperitivo, para untar en pan o tostadas, aunque también se emplea como acompañamiento de carnes y verduras.


Pasando a los aceites, nos sorprendió la baja acidez de los mismos, fundamental para que este producto sea considerado gourmet. Normalmente, el AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra) cuenta con una acidez máxima de 0,8%. Para el consumo de alto nivel gourmet, lo que marca la diferencia es que la acidez esté en un 0,3%, pues el aceite está sin estar estando y no enmascara los productos base del plato.


Las variedades de los aceites de SIMONE son el propio de la zona Arauco, Frantoio, Manzanilla, Sevilla y el Blend, que se elabora por el 'master-aceitero' según las calidades de aceituna recogidas durante la temporada.


Tuvimos la gran suerte de poder hacer una cata guiada donde realmente superó todas nuestras expectativas, pues Mendoza es tierra de olivos y realmente estos aceites no tenían nada que envidiar a los del Mediterráneo; es más, creo que los superan.

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