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SoloVINO SCZgm 22/07/2025

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El invierno es una época para disfrutar de vinos tintos que nos brinden calidez y comodidad. A continuación, algunas sugerencias de las mejores variedades y estilos de vinos recomendadas para el invierno y por qué son ideales para esta estación.

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- Cabernet Sauvignon:

Esta variedad es ideal para el invierno debido a su estructura y complejidad. Sus sabores de frutas negras, especias y toques de roble lo hacen perfecto para acompañar platos contundentes como carnes rojas y guisos.

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- Syrah/Shiraz:

La Syrah/Shiraz es otra variedad que se destaca en invierno. Sus sabores de frutas oscuras, pimienta y especias cálidas lo hacen ideal para acompañar platos como estofados y carnes a la parrilla.

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- Malbec:

La Malbec es una variedad francesa que se ha vuelto muy popular en Argentina en los últimos años. Sus sabores de frutas negras, violetas y toques de chocolate lo hacen perfecto para acompañar platos como empanadas y asados.


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- Tannat:

La Tannat es una variedad que se destaca por su estructura y taninos firmes. Sus sabores de frutas negras, cuero y toques de especias, café,chocolate amargo lo hacen ideal para acompañar platos como carnes rojas a la parrilla y platos con Cordero.

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- Petit Verdot:

La Petit Verdot es una variedad que se destaca por su intensidad y complejidad. Sus sabores de frutas negras, pimienta y toques herbales lo hacen perfecto para acompañar platos como carnes rojas con mayor cantidad de grasa y estofados.


LA IMPORTANCIA DE LA CRIANZA EN BARRICAS

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La crianza en barricas es un proceso que puede agregar complejidad y profundidad a los vinos tintos. Durante la crianza, el vino se enriquece con sabores y aromas de la madera, lo que puede hacer que sea más interesante y complejo. En invierno, los vinos tintos con crianza en barricas son ideales para acompañar platos contundentes y calóricos.


LA GRADUACIÓN ALCOHÓLICA

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La graduación alcohólica es otro factor importante a considerar en invierno. Los vinos tintos con una graduación alcohólica más alta pueden brindar calidez y comodidad en una noche fría de invierno. Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio entre la graduación alcohólica y la acidez y los taninos del vino.

 

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En resumen, el invierno es una época para disfrutar de vinos tintos que nos brinden calidez y comodidad. Las variedades de vinos tintos como Cabernet Sauvignon, Syrah/Shiraz, Malbec, Tannat y Petit Verdot son ideales para acompañar platos contundentes y calóricos. La crianza en barricas y la graduación alcohólica son factores importantes a considerar en invierno, ya que pueden agregar complejidad y profundidad a los vinos tintos. ¡Disfruta de estos vinos y deja que te transporten a un mundo de sabores y aromas!

 

Ya lo sabes en este invierno recuerda buscar variedades con mayor estructura y carga tánica, crianzas más largas y graduaciones alcohólicas más altas adecuadas para este frío invierno. Salud!

 

Raquel Morales  / Head Sommelier

 
 
 

SOLO VINO/ OPINIÓN


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Por Ramón Freixa




08/07/2025


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Salimos a aprender y no a demostrar. Lugares comunes del vino y por qué tenemos que dejar que los sumilleres hagan su trabajo.


Detectamos que hay un género de comensal que sale a comer para hacerse notar. En lugar de permitir que le traspasen los bares, restaurantes o coctelerías que escoge, y que dejen un poso y un aprendizaje en él, opta por mostrarse impermeable a los nuevos conocimientos.


Este comensal abre la puerta del restaurante con la confianza de que aquí podrá demostrar todo aquello que sabe, sea correcto o incorrecto, sea un habitual o no, y que nadie le dirá la verdad: que es un bocazas y que, como decía aquel, ahora eso no toca.


Es un disparate que alguien te explique cómo hacer tu trabajo o, incluso, que te quieran decir cómo lo has hecho o cómo lo tienes que hacer. No estamos hablando de preguntar cómo se ha marinado un atún, o adivinar la pimienta que se ha utilizado en un guiso, sino hacer comentarios a los cocineros o al personal de sala que den a entender que tú, comensal, sabes más que ellos. Da igual si no has trabajado una hora en la hostelería o si has hecho más que un reloj, porque cualquier palabra en esta dirección está totalmente fuera de contexto.


Creo que, a menudo, quien se esfuerza en poner de manifiesto todo aquello que sabe o que cree que sabe lo hace, primeramente, para sentirse por encima, agrandado, seguro de sí mismo en un entorno que quizás, en algún momento, le ha hecho sentirse pequeño.


Y, en segundo lugar, seguramente lo hace porque piensa que no sabe lo suficiente y, por si acaso lo engatusan, deja caer una retahíla de nombres y datos a fin de que hagan el hecho. Eso lo observo, sobre todo, cuando se pide un vino. Las peticiones están llenas de lugares comunes que, de hecho, no quieren decir nada.A menudo, quien se esfuerza en poner de manifiesto todo aquello que sabe o que cree que sabe lo hace para sentirse seguro de sí mismo en un entorno que le ha hecho sentirse pequeño; y, en segundo lugar, seguramente lo hace porque cree que no sabe lo suficiente.


El vino es infinito y son pocos los expertos que realmente comprenden las diferencias entre añadas, las evoluciones o las diferentes maneras de elaborar, entre muchas otras variables. Por lo tanto, encuentro que tenemos que dejar de hacer perder el tiempo a los sumilleres enredándolos, haciéndoles pensar que sabemos cuando no sabemos ni tanto ni más que ellos.


Dejémosles hacer su trabajo, que aprenderemos mucho más. Quizás así, por fin, empezaremos a entender la uva de nuestra tierra y un poco más allá, dejarnos recomendar o pedir por nosotros mismos vinos que realmente nos gustan.


Compadezco a los sumilleres que se ven inmersos, día sí y día también, en estas situaciones y en el dilema de seguir aquella máxima tan errónea de “el cliente siempre tiene la razón” y darle aquello que quiere, aunque no sea la elección óptima, o de esforzarse con alguien que quiere que lo que dice vaya a misa. ¡Santa paciencia!

 
 
 
  • 1 jul
  • 4 Min. de lectura

SoloVINO 01/07/2025


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La caída del vino es un hecho en los mercados mundiales. En la punta del iceberg se observan razones económicas, la competencia, barreras de entrada a mercados externos, y la geopolítica, entre otras. En lo profundo, se demuestra la alteración de lo que llamo “la teoría del trasvasamiento generacional”, vale decir, la tendencia decadente del vino entre los adultos jóvenes, masa crítica del mercado.


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Desde 2013, Heráclito realiza un estudio del mercado del consumidor de vino en la costa Este de EEUU (Los Andes publicó los resultados). La siguiente información es parte de la investigación de noviembre de 2024. Con una muestra de 600 casos cubierta con entrevistas telefónicas, en segmentos de consumidores de bebidas alcohólicas de ambos sexos, con edades de 18 a 28 años y 29 a 39 años.

 

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En esta nueva era, el ingreso del consumidor más joven de bebidas con alcohol produce un quiebre del trasvasamiento de conductas favorables para el consumo de vino entre generaciones. Y esto se replica en mercados como el argentino. La información presentada - resumida- se enfocó en respuestas que reflejan la tendencia decadente del vino entre los adultos jóvenes, masa crítica del mercado.

 

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- Si te dan a elegir entre estos tipos de bebidas (lista), ¿qué decides tomar como bebida principal cuando socializas con amigos?: 59% cerveza; 20% bebida sin alcohol; 14% bebida alcohólica sola o combinada con jugos, gaseosas…; 4% vino; 3% cualquiera, según la ocasión o influencia de amigos.

 

- ¿Has consumido alguna variedad de vino en los últimos 30 días, aunque sea una vez y solo una copa?: 75% No; 25% Si.

 

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Los menores de 28 años es el grupo de consumidores que se está desconectando más rápidamente del vino, y explica la disminución más significativa en la baja del consumo. También continuará el achique del consumo a partir de los 29 años, especialmente en el segmento de bebedores hombres que prefieren otras bebidas, destacando la cerveza.

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Por el contrario, a partir de edades mayores, las mujeres tienden a tener un acercamiento positivo con el vino incrementando de la frecuencia de consumo. Sin embargo, en menores de 25 años, las consumidoras demuestran un claro alejamiento del vino.

 

- Aunque no consumas vino con frecuencia, ¿cuáles variedades conoces o has oído nombrar entre amigos y familiares? No sabe/no recuerda 48%; Rosado 15%; Blanco/Tinto 13%; Cabernet 12%; Merlot 8%; Malbec 2%; Otros 2%.

 

Las cifras son contundentes. Solo un 4% de los jóvenes elige el vino como bebida para socializar, y un 75% no consumió vino en los últimos 30 días de la encuesta. Se expresa un importante desconocimiento de las variedades o tipos de vino, con el 48%. Toda la información resumida indica una brecha cada vez mayor entre las bodegas y las nuevas generaciones, que optan por bebidas más frescas, prácticas, de acuerdo con estilos de vida.

 

La caída del vino es un hecho en los mercados mundiales. En la punta del iceberg se observan razones económicas, la competencia, barreras de entrada a mercados externos, y la geopolítica, entre otras. En lo profundo, se demuestra la alteración de lo que llamo “la teoría del trasvasamiento generacional”. Un enfoque que explica cómo los hábitos y conductas de consumo se descontinúan de una generación a otra afectando industrias enteras, como lo hace la innovación tecnológica disruptiva. Kodak no supo anticipar los efectos destructivos de la fotografía digital sobre la analógica. En este sentido, el mate le ganó al vino. Espontáneamente el consumo de mate fue adaptándose, vinculando generaciones. Incrementando los momentos y frecuencia de consumo. Matear se actualizó en su significado, creció y se convirtió en producto móvil, individual y social, con un sentido integrado a la moda y a los deseos emocionales del consumidor de distintas edades. Mientras el vino lucha con su desconexión generacional, matear, con la complicidad de accesorios fetiches, ha sabido adaptarse y ser contemporáneo para cualquier generación.

 

La industria vitivinícola enfrenta crisis de identidad. Sin un giro estratégico e innovador hacia los deseos del consumidor, pronto habrá un achicamiento generalizado. Debería surgir un modelo de negocio dinámico y moderno, menos tradicional y conservador, por supervivencia darwiniana de adaptación. Convertir al vino en una bebida diferenciada por su selectividad, distinción elegante y juvenil. Decantar el “marketing de la etiqueta”. Ese número ilógico de marcas y diseños que confunden al cliente.

 

Un estudio en Argentina indicó que solo un 18% de las bodegas medianas y grandes analizan información inteligente del mercado y utilizan técnicas avanzadas del marketing estratégico. El 82% no tiene conocimiento técnico de lo que es el diseño del modelo de negocios, como base de la ventaja competitiva; el posicionamiento en la mente del cliente, con la creación de significados; o elaborar una propuesta de valor única de la marca. Theodore Levitt lo llamó “miopía en marketing”. Pero en esta industria, hay ceguera.

 

El consumidor manda. Los bodegueros minimizaron su importancia y complejidad. En la caída del vino tiene un rol destacado la gestión equivocada del marketing de numerosas bodegas. La empatía con ese consumidor y lo que desea emocionalmente, es una ausencia que colaboró con la crisis. ¿La industria vitivinícola logrará reinventarse, aumentando significativamente exportaciones, o estamos ante el declive irreversible? En el futuro del vino el enoturismo y la gastronomía también están comprometidos.


FUENTE: LOS ANDES

 
 
 

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