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  • 19 oct 2023
  • 2 Min. de lectura

19/10/2023 OPINIÓN

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“El que sabe” Ramón Freixa Gourmet



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Estas últimas semanas en Santa Cruz ha sido gastronómicamente hablando muy estresantes, quien decía que Santa Cruz estaba el sector muerto y que había ya demasiada gente, pero parece que con creatividad e imaginación se soluciona todo; los únicos que se quedan varados son los que se cruzan a esperar para que el pacú pique.


Densidad de eventos sociales, profesionales y en restaurantes, y según me comentan todos a full…. ¿Dónde está la famosa crisis de la inflación, las guerras y el clima? En un mundo cambiante, “imaginación al poder“.


Este entramado de eventos van desde el Cheruje de Samaipata, la cena maridaje de Inés España y Manuel castro con los vinos Rolland, los pasos de Camila y Coral, la espectacular cena de pasos de los platos de El Quijote, La Ruta y el Concurso de paellas, el repóquer de paellas del restaurante español “Ñ”, “El Chef soy Yo”, se viene hoy jueves 19 el Maridaje con los vinos del mejor somellier del Mundo Michelle Rolland en 11 Tintos, La cata de AOVE en la Academia del Vino, el famoso paseo gastronómico por “Cheruje” en el parque Scout este fin de semana 21 y 22 de octubre, … y muchos más eventos que me dejo en el tintero.


En lo que se refiere a las aperturas pronto en la sección de SCZgm conoceremos los nuevos locales de Manzana 40, la San Martín, por la Alemana y la Beni, en los aledaños de la ciudad como “El Toro enamorado de la Luna” en Porongo, es un no parar, y dicen ¡Hay crisis ¡ ¡What Crisis¡.


Ya dejemos de lloriqueos, de lamentos bolivianos, de pesimismos sentimentaloides. y todos a arremangarse, en el día a día mejorando nuestros establecimientos gastronómicos, innovando en cocina y cuidando con esmero la sala y a los clientes … o como decía San Josemaría en su libro Camino “¿O crees que por vago y comodón vas a recibir ciencia infusa? *


Además sumamos los caterings que llegan a mansalva a las empresas especializadas del rubro y restaurantes, las grandes marcas internacionales como TAG Heuer, Tramontina, Gladymar, Imcruz, ZNA, Dongfeng …etc aprietan el acelerador antes d entrar en Diciembre y cuando llegue el mes de “Merry Christmas” “Fin de año” y Carnaval … ¡Apaga y vámonos… por eso digo: “Crisis… What Crisis?”


*Texto perteneciente al punto 340 del libro 'Camino' de Josemaría Escrivá de Balaguer

 
 
 
  • 29 ago 2023
  • 4 Min. de lectura

29/08/2023 OPINIÓN


¿Qué va antes? ¿El derecho de un cocinero a definir su propuesta como le venga en gana o el del comensal cliente a decidir qué come y bebé cuando va cualquier restaurante?


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Albert Molins - Periodista



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A veces uno no tiene más remedio que enfrentarse a sus propias contradicciones. Aquí he defendido en más de una ocasión que alguien que regenta un restaurante o un bar no tiene la obligación de estar dispuesto a satisfacer hasta el último de nuestros caprichos. Aunque a nosotros nos pueda parecer de lo más razonable, en ningún lado está escrito -ni siquiera en las normas básicas de la cortesía- que un hostelero deba tener toda y cada una de las leches vegetales que existen, disponer de wifi gratis para los clientes, estar dispuesto a permitir que alguien ocupe una mesa en un bar durante horas a cambio de un café u ofrecer una cantidad apreciable, en su carta, de alternativas para los que no comen carne, por poner algunos ejemplos.


Del mismo modo, a los clientes nos asiste el derecho de pasar de su colita y no ir a ese local que creemos que no nos trata con la suficiente consideración o cuya oferta no nos convence. Ajustándose unos y otros a estos parámetros, la relación restaurador cliente debería ser suave como el “culo de un bebé”. Pero, las cosas nunca son tan fáciles y a veces el bebé se caga.


El otro día, leí que un restaurante -nada más y nada menos- había comunicado su intención de dejar de servir alcohol a los seis clientes a los que atenderá en un único servicio diario, y que se tendrán que conformar con acompañar el menú de 150 euros -que hay que pagar por adelantado- con agua o té. Este establecimiento, que según anuncia en su web, tampoco es apto para celíacos, ni dispone de opciones vegetarianas, ahora tampoco es un buen sitio para los que les gusta beber vino para acompañar la comida. Y deduzco que tampoco se va a permitir que se lo traigan de casa, aquello conocido como descorche.


De entrada, hay que reconocer el valor de tomar una decisión como esta.


Así que me vi a mí mismo tratando de responder a la pregunta de si yo iría a un restaurante en el que no pudiera abrir una botella de vino, que es una pregunta muy distinta de a si me parece bien que un restaurante decida prescindir de las bebidas alcohólicas en su carta. Lo digo porque se puede responder a la primera no y a la segunda sí, y seguir tan ricamente cada cual, con su vida, el restaurante y yo.


Curiosamente o no tan curiosamente, la mayoría de reacciones que he observado estos días al respecto de la decisión del propietario del restaurantes, han estado más centradas en responder primero a la segunda de las preguntas que les planteaba con evidente enfado y negándole la posibilidad a Jiménez de hacer lo que le dé la puta gana con su negocio. Como consecuencia, la respuesta a la primera pregunta era, como se pueden imaginar, proclamar abiertamente su decisión de no pisar jamás ese lugar donde no se tenía en cuenta al cliente. Pero una cosa era consecuencia de la otra, en ningún caso se trataba, como creo que son, de cosas distintas: por un lado, lo que ofrece un restaurante, del otro lo que nos gusta cuando vamos a comer a un restaurante. Si no tienen leche de avena y tú quieres leche de avena con tu café con leche, pues no vayas. Si no te sirven vino con el sushi y tú quieres champagne con el sushi, pues busca un lugar donde puedas beber champagne con el sushi. Solo el tiempo dirá, si desde el punto de vista del negocio la decisión de no servir alcohol es acertada o no.


Otra cosa muy graciosa con todo esto es que se le achaca al dueño, el arrogarse con el poder de decidir si podemos beber o no. Se apela, entonces, a que el cliente cuando va a un restaurante debe tener el poder de decidir qué come y, por supuesto, qué bebe. Que no tiene que venir ningún sonso a decidir por nosotros si bebemos o no, y cuánto y cómo.


No voy a entrar en las razones de Jiménez, porque aunque a mi esa apelación a la espiritualidad de su propuesta y sobre como el alcohol la podría llegar a distorsionar me puedan parecer una castaña, yo sí creo que está en todo su derecho de hacer lo que le venga en gana en su casa. Pero no es menos cierto que aquellos que apelan al poder de decisión del comensal como algo que está por encima del poder del cocinero para decidir qué se come y bebe en su restaurante son los mismos que llevan casi tres décadas zampándose menús degustación y haciendo maridajes en los que no deciden una mierda. Así que ahora no me vengan con historias.


A mi me costará ir a este local gastronómico. En primer lugar, porque vivo lejos del establecimiento y en segundo lugar porque a solo seis clientes y un único servicio diario encontrar una plaza en su barra será más que complicado. Pero sobre todo, porque creo que ustedes se flipan mucho con la gastronomía japonesa, el sushi, el pescado crudo… Un rollo que a mi no me interesa demasiado. Pero miren, si alguien me pregunta ahora mismo por un japo al que me gustaría ir, seguramente diría este. Ni que sea por joderles hasta el final.


Esto ha sido todo.


Fuente: BON VIVEUR LA VANGUARDIA


*Albert Molins Renter es Periodista Lleva más de 25 años trabajando en el periódico La Vanguardia. Es jefe de la sección de Sociedad, desde 2020. Entre ellas la gastronomía, el turismo, la tecnología de consumo o las redes sociales.


(el restaurante al cual se refiere en la nota es KIROSUSHI de Logroño España https://kirosushi.es/ )






 
 
 
  • 11 ago 2023
  • 3 Min. de lectura

OPINIÓN 11/08/2023

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Ramón Freixa




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El coste razonable del DUO (Tanat Merlot) 750 CC. de una gran bodega tarijeña como es Aranjuez, cuesta en precio venta al público en un supermercado o licorería entre 40 y 45 bolivianos. Por ejemplo en estos tres establecimientos cotejados, está a: KETAL 40,90Bs.- , LICOR HOUSE 43, 00Bs.-, ICE norte 42,00 Bs.-


Lógicamente un restaurante, esta misma botella no lo compra sus vinos en un supermercado o en una licorería, sino que compra directamente al distribuidor oficial de la Bodega que se lo lleva al restaurante; a un precio de distribuidor, es decir esta misma botella en el supermercado cuesta un promedio de + 41 Bs.- , al restaurante le cuesta a precio de distribuidor + 33 Bs.-


Con estos datos hagamos un simple ejercicio de lo que usted está pagando en un restaurante “cara dura”, con pruebas y lo hemos comprobado personalmente, pagado religiosamente sin pestañear sabiendo que me la estaban charlando.


Conocidos los precios, tiene que saber que me sirvieron un ¼ (un cuarto) de Copa de esta botella a 35Bs.- (ver foto) Si de una botella salen algo más de diez ¼ (cuartos) de Copas (35x10) el “cara dura” se embolsa 350 Bs.- es decir más del 1000 por cien. Y solo por el gran trabajo de descorchar la botella y servirlo en la copa.


¡Manda huevos … vaya “copanga”!


Creo en el mercado libre, y que uno es muy libre de poner el precio que le salga del “níspero” pero no hay que ser muy listo para darse cuenta que este precio esta sobredimensionado, es una tropelía, y esto en lugar de ser una buena práctica comercial es un “atraco a mano armada” … o ponga el adjetivo que usted quiera, … aquí y en Sebastopol.


Ahora bien, hecha la trampa, desgraciadamente tiene un comensal que es cómplice, por inculto, o bien es tan bondadoso que “hace obras de caridad” con “el pobre establecimiento gastronómico”.


Desgraciadamente estos establecimientos “Trileros del vino” echan de sus locales a los que les gusta tomar vino en el almuerzo o en la cena y fomentar la economía de Bolivia.

Quizás también, las bodegas también tienen la culpa, por dejar a estos desalmados poner estos precios desorbitados que, desde mi punto de vista, vulneran y maltratan las marcas, las bodegas y a los empleados que trabajan en ellas. Me gustaría escuchar la opinión de los bodegueros, sobre este tema.


Estas artimañas son denunciables a la OCU (La Organización de Consumidores y Usuarios) por realizar una mala práctica y también denunciable en los tribunales ya que existe la LEY N.º 453 LEY DE 4 DE DICIEMBRE DE 2013 del estado plurinacional de Bolivia que, entre otras cosas sobre este tema dice claramente: “todo proveedor tiene la obligación de suministrar los productos de manera adecuada, oportuna y a precio justo”.


Por favor ya basta de listillos, y mañas en los precios de los vinos, esto sólo es “abundancia para hoy hambre para mañana”, no soy ni profeta ni hijo de profeta, pero este perfil de restaurantes, más temprano que tarde les irá mal y apuntan a un predecible cierre y desgraciadamente dejar en el desempleo a sus trabajadores que se les cae la cara de vergüenza al cobrar estos precios.


No diré el nombre del restaurante, he maquillado la foto para que no se sepa de que local estamos hablando. Pues me gustaría que reflexionara. Se que no conseguiré mucho denunciando estos abusos, pero mi conciencia podrá dormir tranquila, lo único que me mueve es que Santa Cruz tenga una alta gastronomía honesta, honrada y con grandes profesionales, que son por suerte la mayoría.


 
 
 

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