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  • 28 abr 2023
  • 5 Min. de lectura

GastroTEST 28/04/23


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Algunos estudios sostienen que las aventuras de Popeye propiciaron que el consumo de espinacas se triplicara.

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El dibujante Elzie Crisler Segar (1894-1938) sonríe en el cielo cada vez que un niño con aversión a las verduras degusta un plato de espinacas, ya sea de forma sencilla o en cualquiera de las siete recetas que explicamos aquí. Este historietista y caricaturista de Estados Unidos ha logrado lo que ansían tantos padres: ganar la inmortalidad gracias a sus hijos. En concreto, a un hijo. Uno que no necesita presentación: Popeye.

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Popeye debe su nombre a su peculiar fisonomía, con un ojo siempre cerrado y el otro a punto de salírsele de la cuenca (en inglés pop eye significa literalmente ojo saltón). Pero si este personaje, que ha cumplido ya más de 90 años, goza aún hoy de una tremenda popularidad entre pequeños y mayores se debe a su fuerza hercúlea. Su poción mágica no es obra del druida Panoramix, sino de la naturaleza. Y de las espinacas.

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La historieta de Popeye que reproducimos más arriba forma parte del archivo de la Biblioteca del Congreso de EE. UU. y del instituto Smihsonian. El dibujo, a pluma y tinta, se preparó para la tira cómica Thimble Theatre. Muestra a Popeye hablando de su nueva casa, que tiene todo lo que él puede desear.

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El último recuadro revela que la vivienda está al lado de su indisimulado objeto de deseo: ¡una fábrica de conservas de espinacas!

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Popeye el Marino no era al principio la estrella de las viñetas, que se publicaron en infinidad de periódicos, pero alcanzó tal popularidad a raíz de su aparición en un episodio que se convirtió en un miembro más del reparto. Y, poco después, en el protagonista absoluto, permanentemente a punto de ser derrotado por el colosal Bluto (o Brutus), pero al que vencía una y otra vez gracias a su secreto: las latas de espinacas.

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Estas verduras le deben un monumento. O, mejor dicho, más monumentos. A lo largo de Estados Unidos hay varias ciudades con estatuas erigidas en su honor. Una de las más conocidas está en Crystal City, en el sur de Texas, cerca de donde prosperan enormes cultivos de espinacas.

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Popeye dio el salto de las páginas de los periódicos a los tebeos, a los dibujos animados y al cine, donde ha protagonizado varias películas.

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Uno de los actores de carne y hueso que encarnó al personaje fue un jovencísimo Robin Williams en 1980, bajo la dirección de Jules Feiffer. Pero ni el carisma de Williams fue capaz de imponerse a las facciones creadas por Elzie Crisler Segar, fallecido prematuramente a los 44 años. Uno de sus ayudantes, Forrest Cowles Sagendorf (1915-1994), le tomó entonces el relevo y siguió dibujando la tira, que aún se reimprime.

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Algunos estudios sostienen que las aventuras de Popeye propiciaron que el consumo de espinacas se triplicara durante la recesión de los años treinta y que se siga beneficiando en la actualidad de una muy buena imagen, algo que ya querrían para sí las acelgas. Otras campañas han intentado repetir tamaño éxito, pero parece difícil que se consiga. En Catalunya conocimos el caso del capitá Enciam (capitán Lechuga).

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A pesar de su nombre, el capitán Enciam, que encarnaba el actor Pep Parés, no solo fomentaba una gastronomía saludable, sino también buenos hábitos relacionados con el reciclaje, el respeto a la ecología y los recursos naturales. Su grito de guerra nos recordaba en cada episodio que “los pequeños cambios son poderosos” (si veis este video, por favor, no os perdáis la hilarante reacción de una de las niñas de la segunda fila).

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El mayor éxito de este marino no es, sin embargo, su longevidad. Ni sus reinvenciones en distintos formatos. Su nacimiento se produjo en el Estados Unidos de Las uvas de la ira, durante la crisis del crack del 29. Fueron tiempos de hambrunas, de comedores sociales y de muchas carencias.

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Carencias de todo tipo, también de hierro: la malnutrición y los problemas para llenar la despensa dispararon los casos de anemia.

Las autoridades sanitarias necesitaban popularizar algún producto tan barato como accesible y con muchos nutrientes para mejorar la alimentación de la población. Ya hemos explicado en esta sección, a propósito del aceite de hígado de bacalao, que los productos milagro no existen. Pero es innegable que las espinacas tienen, además de hierro, fibra, magnesio, calcio, potasio y son una buena fuente de vitamina A, C y E.

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La popularidad e invulnerabilidad del personaje no escaparon a los propagandistas del Pentágono durante la Segunda Guerra Mundial, cuando apelaron a este y otros dibujos para galvanizar a las tropas y contribuir al esfuerzo bélico. La ilustración sobre estas líneas muestra cómo el sector de bebidas alcohólicas usó su imagen para recaudar fondos destinados a la compra de munición (del vídeo de más abajo preferimos no decir nada).


En período de paz o de guerra, las espinacas lo tenían todo a favor para triunfar sin muchas complicaciones, ya fuese para consumirlas frescas o congeladas, cocidas o rehogadas en aceite. Pero si sois padres con criaturas en casa ya sabréis que tienen también un gran inconveniente: por lo general, no apasionan a los más pequeños. Elzie Crisler Segar, Forrest Cowles Sagendorf y quienes continuaron su obra resolvieron esa cuestión.


Las espinacas siempre fueron un elemento indisociable de la figura creada por Elzie Crisler Segar y continuada por Forrest Cowles Sagendorf. Pero al principio Popeye las consumía simplemente porque le apasionaban: era un superhéroe vegetariano. A medida que pasaron los años y creció su fama, la idea de que las espinacas eran para él lo que la melena para Sansón se potenció y se asentó en el imaginario colectivo.

Pocos alimentos se habrán beneficiado de una campaña de mercadotecnia tan maravillosa. Tienen hierro, en efecto, pero mucho menos del que les atribuye la creencia popular. Eso no merma sus beneficios. Una dieta sana y equilibrada, que incluya verduras en general, y espinacas en particular, nos ayudará a prevenir enfermedades y nos permitirá declarar la guerra a un enemigo peor que Brutus: los alimentos ultraprocesados.


ANÁLISIS DE LAS ESPINACAS


Las espinacas contienen otros nutrientes muy beneficiosos. Su composición es la siguiente:

· 90,7% agua.

· 2,9% proteínas.

· 0,5% grasas.

· Aportan 31 Kcal por cada 100 gramos de porción comestible.

· Son una buena fuente de fibra: 2,6 g por cada 100 g.

· Son ricas en varios minerales; 100 g contienen: 90 mg de calcio, 4 mg de hierro, 54 mg de magnesio, 423 mg de potasio.

· Aportan las siguientes vitaminas por cada 100 g: 542 microgramos de vitamina A, 30 mg de vitamina C, 2 mg de vitamina E, 140 microgramos de ácido fólico.


Estefanía Ramo, nutricionista de IMEO y experta en Tecnología de los Alimentos, recuerda que las recomendaciones de ácido fólico para adultos en condiciones normales oscilan, según la Fundación Española del Corazón, entre 180-200 microgramos al día, “por lo que se considera que las espinacas son una buena fuente de ácido fólico en nuestra dieta”.

La experta resume por qué hay que incluir este vegetal en un patrón de alimentación variado y sano: “Es un alimento lleno de nutrientes con la ventaja de que aporta muy pocas calorías. Su valor nutritivo se debe a su contenido en vitaminas y minerales”.



FUENTE : La Vanguardia











 
 
 
  • 21 abr 2023
  • 4 Min. de lectura

GASTROTEST/INF/SCZ/gm/21-04-23


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Hay 6 alimentos termogénicos que ayudan a quemar más calorías y a perder peso, son productos que contribuyen a que nuestro cuerpo necesite más energía para metabolizarlos y así echarnos una mano para perder peso.




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Es posible que el concepto de alimentos termogénicos te suene extraño, pero cuando veas que pueden echarte una mano para quemar calorías, te alegrará saberlo. No podemos decir que son alimentos adelgazantes, o no per se, pues no depende solo de ellos.

Sin embargo, es cierto que los alimentos termogénicos permiten una mayor quema de calorías, lo cual se relaciona con el adelgazamiento. En cualquier caso, siempre puntualizamos que adelgazar depende exclusivamente del déficit calórico. Un concepto que ya te hemos explicado en otras ocasiones y que es primordial para perder peso.



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Se trata de una sencilla cuenta de quemar más calorías de las que ingerimos. Sin esta base jamás se perderá peso. Eso no quiere decir que debamos solo fiarnos de esa máxima para adelgazar, pues corremos riesgos nutricionales. Es lo que sucede con la dieta CICO, por ejemplo, que se limita a ese balance de calorías sin tener en cuenta los nutrientes.

Por eso, cuando hablamos de alimentos termogénicos, es conveniente tener claro que también busquemos alimentos nutritivos. También es necesario entender qué es la termogénesis y cómo esto nos podría venir bien para quemar más calorías, así que comprobemos qué podemos aprender.


QUÉ ES LA TERMOGÉNESIS


No se escapará a los que estudiaron griego en el bachillerato lo que puede significar la palabra. De raíz griega, no significa otra cosa que producción de calor. Es decir, termo (calor) y génesis (generación o producción). Por eso hablaremos de la termogénesis inducida por la dieta, que no es otra cosa que aumentar el consumo energético a través de lo que comamos. Razón por la que buscaremos alimentos que obliguen al metabolismo a realizar un mayor esfuerzo para generar esta energía y, de esta manera, consumir más calorías.


Es evidente también que un metabolismo sano tendrá una termogénesis más saludable y quemará más calorías, pero no es lo único que debemos perseguir. De hecho, hay estudios que avalan que la forma en la que comemos también influye en esta termogénesis, como sucede cuando masticamos despacio.


QUÉ ALIMENTOS SON TERMOGÉNICOS


Todos los alimentos exigen una quema de calorías para su conversión en energía y metabolización. Sin embargo, algunos producen una mayor termogénesis que otros. De hecho, se habla a veces de un concepto erróneo como es el de calorías negativas. A veces definido de forma muy somera como los alimentos que exigen más energía para metabolizarse que las calorías que aportan, esta realidad no es tan evidente y, por esta razón, no buscamos la termogénesis en ellos.


También conviene comprender que la termogénesis no solo depende de la dieta. Además de ella, hay que poner en valor la que está asociada al ejercicio —que es la que más influye— y la que depende de nuestra actividad cotidiana, que llamamos termogénesis no asociada al ejercicio. Aquí se excluyen tanto comer como dormir o hacer ejercicio.

Por esta razón también conviene explicar, aun brevemente, el concepto de efecto térmico de los alimentos, normalmente sintetizado como TEF (thermic efect food) por sus siglas en inglés. En resumen, es la cantidad de energía que necesitamos para procesar los alimentos que consumimos. Por eso conviene comprender también que los tres grupos de macronutrientes (proteínas, hidratos de carbono y lípidos o grasas) no suponen ni la misma cantidad de calorías ni el mismo TEF.

También de forma muy resumida, podemos colegir que serán las proteínas los alimentos termogénicos por excelencia. Aportan las mismas calorías que los hidratos de carbono, pero su TEF es mayor. En el lado contrario, las grasas tienen más calorías, por lo que su TEF es muy bajo.

Vale cualquier tipo de proteína limpia de grasa, ya sea de origen vegetal o de origen animal. Hemos de recordar que se trata de proteínas de alto valor biológico y también de una buena fuente de hierro hemo, es decir, mucho más asimilable que el hierro no hemos de los vegetales. Lo cierto es que el consumo de carne magra —independientemente del origen del animal— estimula la termogénesis, algo que también se suele vincular con la cetosis.


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CARNE MAGRA


Vale cualquier tipo de proteína limpia de grasa, ya sea de origen vegetal o de origen animal. Hemos de recordar que se trata de proteínas de alto valor biológico y también de una buena fuente de hierro hemo, es decir, mucho más asimilable que el hierro no hemos de los vegetales. Lo cierto es que el consumo de carne magra —independientemente del origen del animal— estimula la termogénesis, algo que también se suele vincular con la cetosis.


LÁCTEOS BAJOS EN GRASA


En este caso se debe tener cuidado con lácteos que tengan azúcares. También se deben esquivar los lácteos grasos, como los quesos curados, las natas o las cremas de queso, pues tienen más grasas que proteínas, aunque produzcan cierta termogénesis. Quesos frescos y yogures como el yogur griego serían buenas alternativas siempre y cuando sean bajos en grasa.

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HUEVOS


Los huevos son uno de los grandes tesoros nutricionales y uno de los alimentos más frecuentes en la dieta de los culturistas. Por este motivo, aporta proteínas de alto valor biológico, una gran biodisponibilidad y además está dentro de los considerados alimentos termogénicos.

PESCADO BLANCO

Es necesario no caer en la trampa de los pescados semigrasos cuando hablamos de alimentos termogénicos, razón por la que apartar ciertos ejemplos. A descartar, el salmón, el atún rojo, el bonito del norte y otros pescados azules o grasos como sardinas o boquerones. En el lado bueno de la termogénesis: bacalao, merluza, bacaladilla y, generalmente, cualquier tipo de marisco.


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GUINDILLAS Y PIMIENTOS PICANTES


Es cierto que no vamos a comer la misma cantidad de guindillas o de pimientos picantes como los jalapeños que el resto de alimentos, pero es relevante. Ciertos estudios, aunque no todos concuerdan, apuntan al esprín metabólico que el picante supone, ayudándonos a quemar más energía. Esto se debe a la capsaícina, el elemento que hace que los pimientos piquen, y que además se vincula a una supresión del apetito y a una menor oxidación de la grasa. En cualquier caso, con un jalapeño al día sería suficiente.


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JENGIBRE


El uso del jengibre potencia el efecto térmico de los alimentos. También favorece la sensación de saciedad, gracias a los gingeroles, que es un compuesto presente en este rizoma, que lo convierte en uno de nuestros favoritos dentro de los alimentos termogénicos. Además, se vincula a una mayor pérdida de peso y a una mejora de la tasa metabólica.


FUENTE: THE OBJECTIVE

 
 
 

GASTROTEST/SCZ/gm/05-04-23


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Las torrijas son mucho más que un postre típico de Semana Santa, también son una receta de aprovechamiento. Si en casa tienes pan que ha sobrado, leche y huevos sigue la receta que te proponemos y disfruta de las torrijas de una manera fácil y rápida.

INGREDIENTES:


• 250 gramos de pan

• Medio litro de leche

• 2 huevos

• Canela en rama

• 4 cucharadas de azúcar

• 1 cáscara de naranja

• 1 cáscara de limón


ELABORACIÓN:

1. En una jarra apta para microondas vierte la leche, las cáscaras de naranja y limón, la canela en rama y el azúcar.

2. Mete en el microondas unos tres minutos a 800 W.

3. Corta el pan en trozos y remoja en la leche.

4. Después pasa el pan remojado por el huevo.

5. Coloca el pan pasado por la leche y el huevo en un recipiente apto para microondas untado con un poco de aceite y lo metes en el microondas 4 minutos más a 800 W.

6. Saca del microondas y reboza cada trozo de pan con azúcar y canela.

7. Vuelve a introducir en el microondas 3 minutos más, retira y deja enfriar.

 
 
 

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