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OPINIÓN 09/01/2025


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Por María Nicolau Chef mediática





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Que el año nuevo haya arrancado en plena noche oscura del alma del mundo, con las bestias hibernando al resguardo de sus cuevas y la tierra en un estado de muerte aparente bajo la escarcha, no tiene ningún sentido. El inicio del año natural es la primavera, con su despertar de nuevo a la vida, su rebrotar, su florecer, y el arranque de los ciclos agrícolas. Pero los humanos somos así, caprichosos y contradictorios, y celebramos cuando el calendario dice que estamos en el día uno del mes uno, aunque nos agarre a contrapelo. Aunque siente como despertar de sopetón en un cuarto a oscuras después de una siesta mal echada con el cuerpo vuelto del revés como un calcetín, un pegote de baba seca en la mejilla y una mala hostia formidable. Somos criaturas curiosas.

 

Y toca hacer balance. En mi caso, eso significa ponerse cara a cara con lo escrito este año y prestar atención a los silencios; a lo no dicho. Wittgenstein, uno de los filósofos más importantes de la historia, afirmaba que “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Esto es, cómo hablamos del mundo acaba dibujando el mundo del que hablamos. El lenguaje crea la realidad y, más allá de hablar de lo que vemos, cómo hablamos determina lo que vemos y cómo lo vemos. Lo que no decimos no existe.

 

Este año el tema del precio de los alquileres nos ha estallado en las narices, pero no hemos hablado de cómo es hacer la comida o la cena en una cocina de cinco metros cuadrados en un piso compartido con otras tres personas, ni de lo que es sentir un escalofrío en el espinazo al pensar en la factura de la luz al hacer el gesto de encender el horno.

 

Hemos pregonado el consumo de proximidad, pero no hemos solucionado el asunto de comprar productos del campo cercano cuando no se pueden guardar en condiciones; cuando te corresponden una balda en la alacena, un estante en la nevera y la mitad de uno de los cajones del congelador.

 

Pienso en el medio cordero comprado directamente al pastor, en el queso artesano que viene en piezas de 700 gramos, en la cesta rebosante de productos de la huerta de la cooperativa con esa col inmensa, o en el pan de hogaza de kilo que se guarda cortado y congelado para poder ir sacando rebanada a rebanada y no tener que estar comprando baguettes industriales a diario ni pan de molde de blandura perenne en el supermercado.

 

Articulistas y columnistas compartimos trucos y astucias de todo tipo para sacar partido hasta de la última monda de patata. Cantamos las bondades de la cocina de aprovechamiento para que las familias tomen consciencia y actúen contra el despilfarro alimentario. Mientras tanto, la destrucción de plátanos en Canarias llega este año a los 13 millones de kilos, las naranjas se quedan en el árbol porque el coste de recolectarlas es mayor que el precio de venta y la fruta que nos llevamos a la boca viaja 2.500 kilómetros de media antes de aterrizar en la tienda. Pienso en esto y también en las tabletas de turrón para perros, con sabor a yogur griego y arándanos, que vi encima del mostrador en la última visita con mi perra al veterinario. Somos criaturas curiosas, decía. Profundamente contradictorias. Y nos organizamos fatal.

 

La gestión del gobierno ha hecho subir las frutas y verduras a diario, prohibirá las bebidas azucaradas en los comedores escolares y fomentará los alimentos de proximidad. Ese verbo “fomentar” se queda corto. El gobierno no debe fomentar: el gobierno debe instaurar la obligatoriedad del uso de productos de proximidad en todos los colegios, institutos, hospitales, residencias y centros que reciban dinero público, sean del tipo que sean: por la salud de los comensales, por la del sector primario del país, y por coherencia. Podemos celebrar el nacimiento del año con nocturnidad, abrigo grueso y desencajados de los ritmos naturales de la tierra en la que vivimos, pero con los temas serios hay que ponerse serio.

 

El fondo del que bebo, en cualquier caso, siempre es el mismo: vivo en la certeza de que siempre será más bueno, más bonito y más barato saber cocinar que no saber. Que, en ese piso compartido, hacer una sola olla o cazuela comunitaria será más sabroso, significativo, eficiente, ecológico y económico que comprar precocinados cada uno por su cuenta. Pero ningún tema relevante puede ser abordado desde un punto de vista único, simplista ni estático. Y cuantos más participen en el debate, mejor. Hacen falta más voces y más valientes que se atrevan a ir más lejos de lo habitual, a ensanchar los márgenes de la conversación, a compartir mucho más que recetas y trucos, a hablar de lo que no se habla.

 

En palabras de T. S. Eliot en Little Gidding, el cuarto y último poema de sus Cuatro Cuartetos “for last year’s words belong to last year’s language, and next year’s words await another voice”, las palabras del año pasado son del año pasado, y las palabras del año que viene esperan otra voz.

 
 
 
  • 8 ene
  • 4 Min. de lectura

NOTICIAS 08/01/2025


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Uno de los objetivos que se marca uno al comenzar el año es siempre leer más; la cocina de aprovechamiento, la tradición, los ensayos culinarios, los libros ilustrados y los viajes gastronómicos serán los grandes temas de lo que está por llegar a las librerías en este 2025.


En 2025, la cocina se llenará de nostalgia, de búsqueda de sabores perdidos y de guisos a fuego lento. La alta cocina, sus chefs y sus técnicas adquirirán forma de recetario asequible, saludable y rico para toda la semana. Y los viajes comenzarán en nuestra casa, a través de las páginas de algunos libros de cocina que nos harán comprender las costumbres de otros mundos. Según las últimas novedades aparecidas en las librerías de nuestro país, y viendo la previsión de publicaciones para el año que viene, aquí van algunas de las tendencias que surgirán en 2025.


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Uno de los grandes temas será, al igual que en años anteriores, la preocupación por el medioambiente y la cocina del aprovechamiento. De ahí, que una de las novedades que llegarán a las librerías en el mes de marzo será el libro de Jordi Roca y sus sobrinos, Marc y Martín: La nevera Medio Llena (Planeta Gastro). “El libro está basado en los reels que empezó a colgar Jordi junto con sus sobrinos cuando le decían que si pedían una pizza porque no había nada de comer y él respondía: ‘¿Cómo que no hay nada? Ya verás qué hacemos…”, explica David Figueras, editor de Planeta Gastro. “El libro lo publicaremos con un look muy gamberro, joven y desenfadado”.


Joan Roca, Carme Ruscalleda o Paco Roncero, entre otros, son algunos de los mejores cocineros quienes nos han dejado libros maravillosos de cocina tradicional, rica y elaborada para hacer en casa. Este año, más grandes chefs vuelven a descubrirnos todos sus secretos: Jesús Sánchez, con tres estrellas Michelin en su restaurante cántabro Cenador de Amós, publicará Casero (Planeta Gastro) y Cocinando Historias. Aventuras y recetas de un cocinero nostálgico, del chef peruano Gastón Acurio, llegará en marzo con el sello de la editorial Debate. Este último es un libro de memorias, un recetario del recuerdo, un paseo por la vida de uno de los cocineros más importantes de Perú. Un retorno a ese lugar que le hizo feliz.


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Ser feliz o cocinar para hacer felices a los demás. Este lema lo llevan tatuado grandes chefs en su vida y en las portadas de sus libros. Carme Ruscalleda, meses antes de cerrar definitivamente su restaurante en Sant Pol de Mar, escribió sus memorias en Felicidad (Planeta Gastro) y mucho antes lo hizo en Cocinar para ser Feliz (Viena Editorial). El chef con dos estrellas Michelin, Ramón Freixa ha publicado con la editorial Montagud en 2024 Cocinar Felicidad. Tomás Abellán y Toni García Ramón, acaban de sacar Bar Alegría (Editorial Debate) un emotivo libro que rescata los 125 años de vida de uno de los bares con más historia de Barcelona.


Y es que la historia ya es otra tendencia, como evidencia Ecahurren (Montagud), el libro publicado con motivo del 125 aniversario de una de las familias de restauradores más importantes de La Rioja. El ejemplar está dividido en tres partes: la tradición, donde se recogen más de cincuenta recetas y donde descubrirnos el bonito homenaje a Marisa Sánchez, excelente cocinera y madre de esta saga de profesionales. Continúa con la historia del restaurante narrada por el periodista riojano Pablo García Mancha e ilustrado por Luis Paniego Araiz. Y termina con Portal, el recetario más emblemático de Francis Paniego.


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El 2024 también ha cerrado con grandes libros de ensayo que anuncian por dónde irán las editoriales en el año nuevo: búsqueda de los ingredientes olvidados y la reflexión sobre la gastronomía sostenible. Una de las novedades más interesantes la acaba de publicar la editorial Col&Col con el título Comer hasta la extinción, del periodista Dan Saladino y la traducción de Jacinto Pariente. Es un ensayo valiente, que invita a la reflexión sobre los alimentos olvidados, pero que han formado parte de nuestra dieta. Escrito con minuciosidad y buena documentación.

 

La repostería y la panadería siguen en auge.


Antes de terminar el 2024, Jordi Roca publicaba con NowBooks el libro Postres. Y el grupo Vilbo, muy en su línea de excelentes libros de repostería profesional, acaba de sacar Xok, de David Gil e Ingrid Serra. Un interesantísimo tratado sobre turrones, ganaches, giandujas y mazapanes. En total, más de 400 páginas, 62 creaciones y 260 recetas.

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El mundo del pan, los libros ilustrados y los mangas continúan creciendo. En enero, la editorial Cúpula publicará ¡Vamos a hacer pan!, del escritor Ken Forkish y la ilustradora Sarah Becan. El ejemplar promete posicionarse entre los libros de colección para amantes de los cómics convertidos en recetarios o recetarios transformados en buenas historias ilustradas. En esta línea, cabe subrayar el aumento exponencial de los mangas con temática culinaria, con dos próximos estrenos en las librerías: Cocinando juntas, comiendo juntas de Yuzaki Sakaomi y Las recetas secretas de Naruto Shippuden (Hachette Heroes).

 

Otras culturas


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La gastronomía en 2025 seguirá apostando por publicar libros de cocina de otros mundos con un formato que va más allá de simples recetarios. La tendencia son los escritos en primera persona, con buenas fotografías y muchas pistas para cocinar con autenticidad o provocar las ganas de emprender un largo viaje. Así ocurre cuando abres el libro Mi Cocina Mexicana (Larousse), de Sue Chávez Miranda y te entran unas ganas enormes de recorrer México para degustar su legado culinario. O cuando descubres el otro Japón, el de su cocina milenaria, sus bocados de a pie de calle, la gastronomía nipona que nada tiene que ver con el sushi, en el libro Cocina Japonesa con Alma, de Harris Salat y Tadashi Ono (NeoPerson). Y, a buen seguro, algo parecido nos ocurrirá cuando en 2025 Planeta Gastro publique Portugal, un necesario recetario que nos enseñará el lado más gourmet del país vecino.


 PLANETA GASTRO


Apuntar también que, en el mundo del vino, el 2024 ha cerrado con interesantes lecturas como Vinos Gentrificados, de Santiago Rivas, y dos publicaciones sobre los vinos de Jerez: Las imágenes y representación de los vinos del marco de Jerez (editorial Sílex) y Comer, Beber, Amar Jerez (Planeta Gastro) escrito a varias manos entre periodistas, cocineros, sumilleres. Un precioso volumen para quienes quieran descubrir los vinos más particulares y emblemáticos de nuestro país.

 

¡Feliz año, feliz cocina y felices lecturas!

 

FUENTE EL PAIS Sara Cucala es escritora, filmmaker y periodista especializada en gastronomía.

 

 
 
 
  • 7 ene
  • 2 Min. de lectura

NOTICIAS 07/01/2025


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Cuando comienza el año, uno siempre se plantea cuánto le queda para vivir; todos queremos vivir muchos años, pero con salud para no dar la lata.


Cuando se trata de prolongar su vida útil, es fundamental tener cuidado con los alimentos que consumes. Y la primera premisa es saber que el desayuno y la cena más sanos, según un estudio en personas que viven más de 100 años, es el que hoy les traemos en nuestra revista.

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Dan Buettner, de 63 años, ha dedicado su vida a investigar a las personas más longevas del mundo. Fue él quien acuñó el término "zonas azules", que se refiere a aquellos lugares del planeta donde los habitantes superan con creces la expectativa de vida promedio. Su investigación abarcó numerosos factores, incluyendo la dieta.



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Pero, ¿qué come Buettner después de décadas estudiando los secretos de la longevidad? “He pasado 20 años estudiando a las personas más longevas y sé qué hacen como población para vivir mucho tiempo”, comenta a un medio norteamericano. “Pero no soy de esos millonarios obsesionados del Silicon Valley que sacrifican el disfrute diario para intentar añadir años al final de su vida”.


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Según su investigación, las personas que consumen una taza de frijoles al día suelen vivir, en promedio, cuatro años más que quienes no lo hacen. “Siempre incluyo frijoles en mis comidas”, asegura. “Comienzo el día con una minestrone de Cerdeña, que lleva tres tipos de frijoles y unas cinco variedades de vegetales”, señala.


A su receta, Buettner añade copos de pimiento rojo ricos en capsaicina, que ayudan a aumentar el metabolismo. También incorpora orégano y romero, conocidos por reducir la inflamación y aportar antioxidantes. En resumen, Buettner no solo practica lo que predica, sino que ha convertido sus investigaciones en un estilo de vida accesible para quienes deseen adoptar los secretos de las zonas azules.

 
 
 

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