- 29 oct
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GastroTOUR SCZgm 29/10/2025

Si Santa Cruz es ¡ni te imaginas!, Elche es ¡Mucho Elche!
Para quien escribe, una de las mejores ciudades del mundo con su milenario palmeral, el más grande de Europa, gente buena, sana y trabajadora, el cielo en la tierra con su Misteri y la nit del Albà.

¡Mucho Elche! es el grito de guerra del histórico equipo de esta ciudad alicantina, donde al terminar el himno que dice “... este pueblo que al cielo mira con alegría la gracia eternal. Tiene su alma altruista y su alma universal... llevamos en nuestro pecho para la Virgen un altar.” Y al terminar de decir “altar” retumba como una mascletà el grito de ¡Mucho Elche!

Y mutatis mutandis, ¡Mucho Elche! es también su gastronomía, que este grupo de bolivianos de la Academia Boliviana de Gastronomía que estuvo de periplo por España, concretamente en esta ciudad, Elche, de la provincia de Alicante, pudimos realmente comprobar, degustar y extasiarnos del nivel gastronómico de este establecimiento de esta linda villa con una comida tradicional, popular, sostenible y de kilómetro cero...
El menú ilicitano —esta palabra es el gentilicio de Elche— que probamos en el Restaurante Parres, en pleno parque municipal rodeado de palmeras, en un espacio de disfrute y solaz, fue realmente ¡De categoría!

Comenzamos con el ir y venir de tostadas untadas con alioli y tomate y aceite de oliva, sal, y entre rebanada y rebanada picada de almendras fritas con un diezmo de sal; a estas podías poner un sombrero de jamón pata negra, fino al corte de maestro jamonero, o bien hincarle al mismísimo corte de muslo de chancho grasiento y secado en sal, es decir, al jamón del animal que solo come bellota; luego las “delicias ilicitanas”, que son punto y aparte y merecen una explicación in nomine Domini, este manjar de origen árabe y tan sublime que es el barco insignia de la gastronomía ilicitana; pasamos al mar con unos zepelines caseros y los calamares a la romana mejores que los de la Plaza Mayor de Madrid, ensalada de “curas”, perdón, de “capellanes”, y rematamos con el tradicional, genuino y exclusivo arroz amb costra, y con el postre típico de la zona: tarta de almendra.

Entremos en materia para los neófitos de esta cocina ilicitana. Aunque muy presentes en el mundo de lo dulce, las “Delicias de Elche”, cuyo núcleo son los dátiles, se convierten en un aliado perfecto también en platos salados, pues nos permiten preparar bocados sofisticados que sorprenden por el toque dulce que este fruto aporta.
Esta receta nació en esta población alicantina y combina este dulce fruto con una capa de jugoso beicon y un interior crujiente de almendra frita. Bocato di cardinale.

Todo el mundo conoce qué son los calamares a la romana, pero mucha gente quizá no sepa qué son los zepelines de Elche: son una tapa tradicional de pescado rebozado, normalmente merluza, bacalao, salmón o cualquier pescado sin espinas. Se sirven muy calientes, acompañados de alioli, el toque característico de Elche.

Los capellanes son sacerdotes o curas en el idioma valenciano, pero si nos referimos a la ensalada y no al espacio clerical, el capellán es un pescado de la costa alicantina, un pez pequeño de la familia del bacalao, también conocido como bacaladilla o lirio, que se consume principalmente en salazón en la costa mediterránea española, especialmente en Alicante.

A menudo se secan en salazón y se asan o fríen para consumirlos, y son un ingrediente común en platos como la ensalada de capellanes. Así pues, se trata de una ensalada muy típica de esta región, una receta fresquita y ligera para el verano, que, sin embargo, puede resultar una comida completa, con todos los aportes necesarios y equilibrados.

El plato principal de este festín fue el arroz con costra. Comentar el origen de este arroz puede traernos conflictos bélicos: hay un debate encarnizado para saber de dónde viene, si su lugar de origen exacto es Elche, Orihuela o Pego.
La historia más aceptada es que surgió como un plato de aprovechamiento entre las clases populares. Originalmente era un alimento de subsistencia; la receta fue adoptada por la burguesía ilicitana a principios del siglo XX, que le añadió ingredientes más caros como el pollo y el conejo.

A lo largo del siglo XX, el plato ganó reconocimiento a nivel nacional gracias a su inclusión en recetarios y a que fue servido a personalidades destacadas que visitaban Elche para ver el Misteri.

Se trata de un arroz al horno en cazuela de barro y que se distingue por una capa superior (la "costra") hecha de huevo batido, que se cuaja y dora al hornear la cazuela, sellando los sabores del arroz y sus ingredientes. Casa Parres, en el parque, creo que hace el mejor arroz amb costra de Elche.
Si bien también se pelean esta primacía El Extremeño, Mesón La Casa Vella, El Socarrat, Pura Zepa, La Taberna, Mónaco, El 33, Museum, Restaurante Carlos, El Estanquet y el Restaurante Matola. Pero como en casa, en ningún lado.

Y para cerrar este impresionante menú de raíces ilicitanas por los cuatro costados, la traca final fue la tarta de almendra de Elche, también conocida como la "tarta de novia" o "tarta de novios".
Es un postre tradicional de la repostería de esa localidad alicantina.

Su receta se ha transmitido por generaciones y se prepara típicamente para celebraciones especiales, especialmente bodas.
La almendra es la protagonista, y se prefiere la variedad marcona para su elaboración.
Se remata con una capa de merengue tostado, lo que le da un toque dulce y caramelizado. Es un postre de influencia árabe que introdujo y popularizó el uso de la almendra en la repostería.

“Tartarín, a dormir, pues este cuento se ha acabado”... pero no dejamos pasar, ya que era tiempo de alcachofas, probar este milagro de la huerta del Vinalopó (río que pasa por Elche), grandes, frescas y de gran sabor, beneficiándose de la climatología mediterránea.
La variedad híbrida ilicitana se ha impuesto por su excelente producción y resistencia.
¡Mucho Elche! ¡Volveremos pronto, gracias!
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