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  • 4 ene 2023
  • 3 Min. de lectura

GASTROTEST/INF/SCZgm/04-01-2023


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Precisamente la Navidades no son el mejor momento para perder peso, sino para ganar kilos y esto lo comenzamos en el desayuno por eso les dejamos estos consejos para evitar en la primera comida del día, donde no podemos hacer un festín de grasas e hidratos de carbono.

Suponiendo un estándar de cinco comidas al día y la distribución que ya conocemos (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena), hay que saber cómo asignar las calorías de nuestro día a día con los siguientes porcentajes de ingesta calórica

· Desayuno: 20%

· Media mañana: entre 5% y 10%

· Comida: 30%

· Merienda: entre 5% y 10%

· Cena: entre 25% y 30%

Bajo este mantra, la comida y la cena deberían suponer la mayor parte de las calorías diarias, dejando en tercer lugar al desayuno. De esta manera debemos también aparcar la sabiduría popular del: ‘desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un pobre’, pues también nuestra actividad cotidiana ha cambiado. Ni necesitamos la misma ingesta calórica que hace varias décadas ni consumimos estas calorías del mismo modo.


La impresión de comer fruta, o de consumir algo ligero, puede estar suponiendo calorías de más. No olvidemos que las grasas son los alimentos más calóricos, pero que cierta forma de consumir carbohidratos puede venir aparejado a calorías de más. Incluso, hasta en algunos preparados a base de frutas y verduras podemos encontrar pequeños enemigos.


Algunos van a pasar desapercibidos y otros, como resulta plausible, van a estar en la perpetua lista roja. A nadie se le escaparía pensar que la mantequilla o el embutido curado sean muy calóricos, pero hay otros alimentos que no hacen tanto ruido y, sin embargo, implican calorías de más. Amén de ellos hay obviedades como galletas o bizcochos, los cuales también suponen muchos carbohidratos relativamente ruidosos.


CEREALES DE DESAYUNO

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Se han convertido en parte de la voz cantante de la primera hora del día, incluso para los menores de la casa, pero pueden ser una bomba calórica potencial. Es cierto que hay copos de avena, de arroz o de maíz que son menos calóricos y apenas contienen los carbohidratos naturales del cereal, pero su presencia no es tan abundante como la de cereales más azucarados.


CACAO SOLUBLE EN POLVO

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Es uno de los caballos de batalla más cruentos del azúcar añadido y no es una cuestión menor. Tradicionalmente asociado su consumo a los niños, hablamos de productos cuya cantidad de azúcar puede suponer más del 70% del peso total del producto, aunque en función de las marcas puede haber más o menos.


MERMELADAS Y CONFITURAS

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Es una de esas bombas calóricas que, aun con precaución, conviene tomar con precisión. Hablamos de jaleas, mermeladas y confituras de todo tipo de frutas en las que debemos prevalecer aquellas que tengan más contenido en fruta. La razón es sencilla: cuanta más fruta haya, menos azúcar añadido habrá. Por hacernos una idea: apenas 10 gramos de una mermelada de frutas habitual supondrá al menos cuatro gramos de azúcar libre en tu desayuno.


ZUMOS DE FRUTAS

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Antes de abrir la veda a la precaución con los zumos de frutas hay que explicar cuáles son sus diferencias. Principalmente dentro del mundo del zumo industrial, donde hay varias opciones. Con más fruta, con más concentrado o, directamente, con más azúcares añadidos, conviene conocer a qué nos enfrentamos antes de la compra.


· Zumo exprimido 100%: es aquel que se elabora con la presión o exprimido de la propia fruta.

· Zumo a base de concentrado: se obtiene desde una masa de fruta concentrada, a la que luego s


e añade agua potable hasta una cantidad equivalente al que fuera exprimido.

· Néctar de frutas: bajo su sugerente nombre encontramos un producto con más azúcar que, realmente, no es un zumo, sino una mezcla de agua y zumo, además de edulcorantes y aditivos. También es el producto que más azúcar supone.

Bajo esta premisa tampoco debemos caer en la trampa de los zumos caseros, pues seguirán siendo una gran cantidad de azúcar en un mismo trago, ya que convertimos el azúcar de varias pieza de fruta en apenas unos cuantos tragos. Por este motivo, mejor sacarlos de la ecuación del desayuno saludable.

 
 
 
  • 3 ene 2023
  • 3 Min. de lectura

GASTROTEST/INF/SCZgm/03-01-2023


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Una primera respuesta podría ser “para gustos los colores” y que aquello que a ti te guste estará bien a la hora de experimentar con los sabores. Pero no queremos quedarnos sólo en eso. Es cierto que el tema del maridaje de comidas y vino da mucho juego y que se puede experimentar con muchas alternativas.


Además, cuando hablamos de paella podemos estar hablando de muy diferentes paellas (tanto por la variedad de ingredientes que incorpora como en la forma de elaborarla) puesto que este plato valenciano está tan presente en la cocina actual mediterránea que ha no ha dejado de sufrir modificaciones y adaptaciones. Para ello comenzaremos por la madre de todas las paellas: la paella valenciana, para la genuina le maridamos con un tinto joven.


PAELLA VALENCIANA:

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Paella valenciana es el plato estrella que ha dado origen al resto de tipologías de paellas. Se cocina con arroz, o bien se emplea carne de pollo o bien de conejo (y a veces se adiciona también carne de cerdo, fundamentalmente magro, chorizo y/o costillas), garrofones (legumbre local), judías verdes, tomate, pimentón (dulce), aceite de oliva, sal y azafrán.

La variabilidad de ingredientes que posee una paella valenciana le permite maridar con un amplio espectro de vinos. Como a la hora de cocinar cada maestrillo tiene su librillo podemos decir que si la paella es contundente respecto al sabor podremos maridarla con un vino tinto joven y afrutado que esté fresco (ojo, no de la nevera, eso es demasiado frío). Otra opción ideal para este caso sería un Cava o un espumoso.


PAELLA DE MARISCO:


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Paella de marisco es el resultado de sustituir la carne, la verdura y las legumbres por calamares, gambas, cigalas, mejillones, almejas y en ocasiones pescado. Esta paella imperan los delicados sabores marinos por lo que requiere de vinos más frescos y ligeros que no enmascaren los sabores antes mencionados. Lógicamente estamos pensando en vinos. También el espumante.


PAELLA MIXTA:



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Paella mixta resulta de mezclar los ingredientes de la paella valenciana y la de marisco (no tienen por qué estar todos los ingredientes). Probablemente se trate de la paella más presente en todos los menús del día “de los jueves”. Es también la paella de muchos menús de colegio, o la paella también más típica para los menús de playa pensados para turistas. Creo que el rosse es el mejor para maridar.


PAELLA de VERDURAS :

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Se hace con arroz, alcachofas, espárragos, aceitunas, champiñones, palmitos, habas, judías verdes, garrafones, pimiento morrón, pimiento verde, cebolla, tomate, perejil, azafrán, aceite de oliva y sal. Este tipo de paella puede ser muy sabrosa pese a que a priori su bajo contenido en grasa y proteína pudieran indicar lo contrario. Por ello podemos estar seguros de que también un rosado fresco y ligero, un vino de aguja (rosado o blanco) o incluso un buen Cava o espumoso acompañan con su bouquet de forma muy agradable y equilibrada a la paella vegetariana.


PAELLA NEGRA:

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Se trata de una paella marinera a la que se le añade tinta de pulpo o calamar, lo que le confiere ese color, esa consistencia y ese sabor tan característicos. No es raro ver que se acompaña con un toque de all-i-oli. Debido a esa textura sabrosa en boca y al potente sabor del all-i-oli nosotros recomendamos emplear un vino blanco de la variedad gewürztraminer o riesling, un espumoso de la variedad moscatel un Torrontes El toque de dulzor proporcionado por estas variedades combina magníficamente con la textura delicada y el sabor punzante de esta paella.

Es importante también tener en cuenta el contexto en que se toma la paella. En muchos casos la paella es un plato de cocina española que se disfruta cerca del mar, con buen tiempo y al aíre libre. Cuando las temperaturas son altas es recomendable pensar en vinos frescos y que no tengan excesivo grado alcohólico. Ahora sólo falta decirles: ¡qué ustedes lo disfruten! Esperamos que este post os haya ayudado a la hora de elegir qué vino poner con paella.

 
 
 
  • 16 dic 2022
  • 3 Min. de lectura

GASTROTEST/INF/SCZgm/16-12-2022

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Desayuno y perder peso se consigue si evitas estos cuatro alimentos en la primera comida del día. La primera comida del día no tiene por qué suponer un festín de grasas e hidratos de carbono, pero tampoco debemos saltarnos su ingesta si queremos perder peso.


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Suponiendo un estándar de cinco comidas al día y la distribución que ya conocemos (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena), hay que saber cómo asignar las calorías de nuestro día a día.


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Desde Estilo de Vida Saludable, un site dependiente del Ministerio de Sanidad, explican los siguientes porcentajes de ingesta calórica. Además, matizan que son extrapolables a cualquier total, pues no todos necesitamos las mismas calorías.

· Desayuno: 20%

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· Media mañana: entre 5% y 10%

· Comida: 30%

· Merienda: entre 5% y 10%

· Cena: entre 25% y 30%

Bajo este mantra, la comida y la cena deberían suponer la mayor parte de las calorías diarias, dejando en tercer lugar al desayuno.


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De esta manera debemos también aparcar la sabiduría popular del: ‘desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un pobre’, pues también nuestra actividad cotidiana ha cambiado. Ni necesitamos la misma ingesta calórica que hace varias décadas ni consumimos estas calorías del mismo modo.


La impresión de comer fruta, o de consumir algo ligero, puede estar suponiendo calorías de más. No olvidemos que las grasas son los alimentos más calóricos, pero que cierta forma de consumir carbohidratos puede venir aparejado a calorías de más. Incluso, hasta en algunos preparados a base de frutas y verduras podemos encontrar pequeños enemigos.


Algunos van a pasar desapercibidos y otros, como resulta plausible, van a estar en la perpetua lista roja. A nadie se le escaparía pensar que la mantequilla o el embutido curado sean muy calóricos, pero hay otros alimentos que no hacen tanto ruido y, sin embargo, implican calorías de más. Amén de ellos hay obviedades como galletas o bizcochos, los cuales también suponen muchos carbohidratos relativamente ruidosos.


CEREALES DE DESAYUNO

Se han convertido en parte de la voz cantante de la primera hora del día, incluso para los menores de la casa, pero pueden ser una bomba calórica potencial. Es cierto que hay copos de avena, de arroz o de maíz que son menos calóricos y apenas contienen los carbohidratos naturales del cereal, pero su presencia no es tan abundante como la de cereales más azucarados.


CACAO SOLUBLE EN POLVO

Es uno de los caballos de batalla más cruentos del azúcar añadido y no es una cuestión menor. Tradicionalmente asociado su consumo a los niños, hablamos de productos cuya cantidad de azúcar puede suponer más del 70% del peso total del producto, aunque en función de las marcas puede haber más o menos.


MERMELADAS Y CONFITURAS

Es una de esas bombas calóricas que, aun con precaución, conviene tomar con precisión. Hablamos de jaleas, mermeladas y confituras de todo tipo de frutas en las que debemos prevalecer aquellas que tengan más contenido en fruta. La razón es sencilla: cuanta más fruta haya, menos azúcar añadido habrá. Por hacernos una idea: apenas 10 gramos de una mermelada de frutas habitual supondrá al menos cuatro gramos de azúcar libre en tu desayuno.


ZUMOS DE FRUTAS

Antes de abrir la veda a la precaución con los zumos de frutas hay que explicar cuáles son sus diferencias. Principalmente dentro del mundo del zumo industrial, donde hay varias opciones. Con más fruta, con más concentrado o, directamente, con más azúcares añadidos, conviene conocer a qué nos enfrentamos antes de la compra.

· Zumo exprimido 100%: es aquel que se elabora con la presión o exprimido de la propia fruta.

· Zumo a base de concentrado: se obtiene desde una masa de fruta concentrada, a la que luego se añade agua potable hasta una cantidad equivalente al que fuera exprimido.

· Néctar de frutas: bajo su sugerente nombre encontramos un producto con más azúcar que, realmente, no es un zumo, sino una mezcla de agua y zumo, además de edulcorantes y aditivos. También es el producto que más azúcar supone.

Bajo esta premisa tampoco debemos caer en la trampa de los zumos caseros, pues seguirán siendo una gran cantidad de azúcar en un mismo trago, ya que convertimos el azúcar de varias pieza de fruta en apenas unos cuantos tragos. Por este motivo, mejor sacarlos de la ecuación del desayuno saludable.




 
 
 

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