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¿POR QUÉ NO PIERDO BARRIGA?

TENDENCIAS/SCZgm/INF/1 de septiembre 2022


El otro día nos escribieron a SCZgm y nos decían; “Tengo 52 años. Como saludable, sin azúcar, procesados, harinas y con poco arroz y pasta. Además, voy al gimnasio, pero no pierdo barriga. ¿Por qué?”


Después de consultar con especialistas nos dijeron:

El primero sería el de la percepción de comer bien o saludable, muy asociada a los hidratos de carbono. Dejar de consumir los productos que nos dices (azúcar, harinas, procesados o pocos cereales) muchas veces se asocia a una alimentación saludable. Pero no existe la garantía de que así sea.


Algunas preguntas al aire:

¿Cómo nos estamos hidratando y qué estamos bebiendo?

¿Estamos consumiendo una buena cantidad de verduras y de frutas?

¿Las fuentes de proteína que estamos tomando son saludables? Por ejemplo, ¿hay presencia de embutidos y charcutería?

¿Estamos consumiendo postres lácteos?

Incluso aunque todas estas respuestas estuviesen en una línea de alimentación saludable, siempre nos podría quedar la posibilidad de estar tomando comida identificada generalmente como saludable, pero que sobrepasa nuestras necesidades.


Esto es muy típico en algunas personas que han leído en redes sociales que hay productos como paltas, pasta de dátil, crema de maní o chocolate con un alto porcentaje de cacao que son saludables, pero que toman con mucha frecuencia. Por eso es importante individualizar las necesidades.


En definitiva, comer saludable no es solo reducir los hidratos de carbono superfluos, y comer alimentos saludables no tiene que llevarnos necesariamente a una pérdida de peso.

En segundo lugar, podemos profundizar sobre el aspecto que señalas de "perder barriga". La grasa visceral que encontramos en el abdomen es de un área muy concreta, y no podemos usarla como único criterio para saber cómo está cambiando nuestra composición corporal.

Es posible que estemos perdiendo grasa, pero que el cuerpo no recurra tanto a la grasa visceral por genética o cuestiones hormonales. O que no estemos en un balance energético negativo y por eso no estamos perdiendo peso. También sería posible estar perdiendo grasa visceral, pero encontrarnos hinchados o con gases y que no percibamos solo con el perímetro de la cintura esa modificación.

Por ese motivo, para hacer un seguimiento de una pérdida de peso fisiológicamente saludable, queremos ir más allá y conocer la composición corporal de cada paciente.

¿Cuáles son las claves para comprobar un etiquetado? ¿Cómo hacerlo sin perder mucho tiempo?

Sin ninguna duda deberíamos empezar por el porcentaje de la materia prima más importante del producto. Mucha gente desconoce que la lista de ingredientes está en estricto orden de cantidad de cada sustancia. Es decir, el primer ingrediente del listado es el mayoritario, y así sucesivamente hasta llegar al último, el menos representativo de todos.

Si adquieres productos que se anuncian como crema de bogavante, yogur con frutas o chocolate con cacao puro, comprueba qué cantidad aparecen de esos alimentos a los que hace mención.

Es muy fácil acabar escogiendo opciones como cremas de marisco con menos de 1% de bogavante, más azúcar añadido que fruta en un postre lácteo, o chocolates que tienen más aceite de palma y azúcar que cacao.

Si quieres indagar más, comprueba cuánto pescado hay en esas barritas de merluza, o cuánta carne en esas salchichas, y verás que no valen la pena.

Esto nos va a permitir también descubrir qué ingredientes tiene, como es muy importante saber qué tipo de aceite presenta el producto, o si incorpora una gran cantidad de azúcar añadido.

Recuerda que no sabemos si ese azúcar es añadido o no. Y para eso tienes que consultar la tabla nutricional, para evitar ingredientes como azúcar, sacarosa, miel, zumo de…

La gente suele buscar el tipo de ácidos grasos (saturados, insaturados o poli-insaturados) en el etiquetado, pero eso es menos práctico, porque pueden tener distintas procedencias, que es lo más relevante para saber si es saludable.

Un vistazo rápido al listado de ingredientes es a veces más rápido que hacer difíciles cálculos y cuentas con la tabla nutricional. Es una de las partes más transparentes y sinceras del embalaje del producto, usémosla para poder identificar si lo que tenemos delante es o no saludable.

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