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LA BRONCA ENTRE ADRIA Y JOSE ANDRES

NOTICIAS/INF/SCZgm/PA/02-02-2023

Desde el 30 de julio de 2011, día en el que cerró el Bulli, el cocinero asturiano José Andrés (Mieres, 53 años) no había vuelto a cala Montjoi, en Girona. Regresó hace poco para mostrar a sus tres hijas, Carlota (26 años), Inés (21 años) y Lucía (18 años), el lugar donde comenzó a trabajar mientras estudiaba en la Escuela de Restauración y Hostelería de Barcelona.


A su regreso, allí le estaba esperando Ferran Adrià. A este recóndito rincón con vistas al Mediterráneo —que acogerá a partir del próximo mes de abril El Bulli 1846— se acercaron de nuevo José Andrés y su familia para grabar uno de los seis capítulos de la serie documental José Andrés y familia en España. Y en el episodio aparece Adrià para recibir a la familia del chef asturiano.


“Aquí empezó la revolución de la gastronomía, ahora es un museo, pero fue un restaurante que tenía más de dos millones de solicitudes de reservas al año”, avanza José Andrés a sus hijas. Aunque eran pequeñas, ellas también estuvieron en el Bulli el día que Adrià echó el cierre al mítico restaurante, acompañadas de su madre, Patricia Fernández de la Cruz, e incluso pasaron bandejas con aperitivos a los invitados.


“Ferran es el dios de la cocina, mi mentor y uno de mis mejores amigos”, reconoce ante las cámaras el cocinero, un momento antes de fundirse en un abrazo con él.




En otra escena de la serie, estrenada por HBO a finales de 2022 y con la que José Andrés pretende mostrar al público, sobre todo estadounidense, algunos de los tesoros gastronómicos de España, dos de sus hijas le comentan, de la manera más inocente, que si no hubiera discutido con Ferran Adrià no habría conocido a su madre, y ellas no existirían. José Andrés recuerda el momento, pero pasa por alto el motivo de esa disputa, a la que sí se refirió públicamente el día que se sirvió la última cena en elBulli.


En ese día del verano de 2011, Adrià y su socio, Juli Soler (fallecido en 2015), sentaron en una larga mesa colocada bajo los pinos a la entrada del restaurante a algunos de los cocineros bullinianos más reconocidos del planeta. Durante la velada, José Andrés, acompañado por el danés René Redzepi —cuyo restaurante, Noma, encabezaba la lista de los 50 mejores del mundo elaborada por la revista Restaurant— y el estadounidense Grant Achatz —del restaurante Alinea, de Chicago—, explicó que él le debía su carrera a una discusión con el maestro.