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DEBERÍAN DESAPARECER DE LOS RESTAURANTES

OPINION/El comidista/OPI/28de septiembte de 2022



CARLOS DONCEL




En clave de humos Carlos Doncel de “El Comidista” pidió consejos de criticones gastronómicos para que nos cuenten lo que les saca de quicio cuando salen a comer. Los carteles creativos de los baños, los sushis fantasía, la tarta de queso o las gyozas son algunos...


Como ya saben en SCZgm nos pone de los nervios la mala acústica y la musicanga alta en los restaurantes que impede conversar y estar a gusto, por eso cuando nos encontramos con este desaguisado sonoro siempre entramos por una puerta y salimos por la otra, los restaurantes no son boliches, son espacios de relax, para disfrutar con todos los sentidos de la comida y de la conversación, todo tiene que estar equilibrado y la acústica es básica para que no se emboten el resto de los sentidos. Asi además del bochornoso sonido y musicas extridentes tienen que desaparecer de los restaurantes.


EL SUSHI FANTASÍA

El oligarca comidista Mikel López Iturriaga tiene claro que eliminaría de las cartas el arroz con cosas en el que se han convertido algunos sushis: “En los sitios más horteras lo que se lleva ahora es el despiporre en makis y nigiris, con combinaciones de ingredientes a cual más absurda y rocambolesca: mango, papaya, pera caramelizada, queso, cebolla crujiente, foie glaseado, ternera soasada... a poder ser todo rebozado, frito y con un par de kilos de mayonesa picante encima”. Para Mikel, este es “un ejercicio de ‘más es más’ que mandaría a la tumba de un infarto a cualquier viejo sushiman de Tokio, pero que se practica con desparpajo en los comedores presuntamente fashion”.

EL FALSO SABOR A TRUFA

Seguimos en el apartado de quejas culinarias, porque el periodista Antonio Hernández-Rodicio afirma que este hongo es “la nueva peste bubónica”. “Y si todavía fuera la Tuber melanosporum, pero es que hablamos de aceites, porquerías sintéticas o un concentrado de aceitunas, huesos hervidos y espinazo con un 1% de esencia del producto original (eso teniendo suerte)”, comenta Hernández-Rodicio, al frente de la web gastronómica El Goloso en Llamas. Según explica Antonio, el avatar de trufa ha contaminado toda la cocina mediterránea, desde las tortillas hasta los solomillos, guisos y ensaladas.

EL PAN MALO

“Hay restaurantes de menú con ensaladas perfectas para hacer barquitos, albóndigas en una salsa de almendras con vino que dice "cómeme" y carne guisada en un tomate reducido que invita a que untes una rebanada y te pringues hasta los codos”, relata la editora jefa comidister Mònica Escudero, que continúa: “Y cuando te dispones a hacer lo que la misma comida te pide a gritos, te encuentras con una baguette chicletosa o dura como una piedra -depende de la humedad ambiental de la zona donde vivas-, insípida y que para nada está a la altura del cuidado que le ponen al resto”. Mònica entiende que el pan bueno es algo más caro, pero opina que podrían repercutir esa pequeña diferencia de precio en el menú. “Así podríamos untar felizmente”.

LAS CROQUETAS POR UNIDAD

Si hay algo que saca de quicio al comidister Carlos Orquín es que no le cobren las croquetas, ese manjar crujiente, por ración: “Quizá haya gente que defienda lo de la unidad porque así te aseguras que todo el mundo tenga la suya. Pero a mí me parece el colmo de la no espontaneidad, de elevar a un sitio que no toca otro plato popular que es el summum del aprovechamiento de restos, que para mí es casa, diversión y placer asegurado”. Al parecer Orquín se enerva cuando tiene que pararse a pensar cuántas se quieren comer él y sus acompañantes: “Se pierde la magia al decirle a un camarero ‘quiero dos croquetas, por favor’. Ni tres, ni cuatro: dos”. Nadie estaba tan en contra de la unidad desde Gabriel Rufián.

EL COCINERO FOTOCOPIADOR

El periodista gastronómico Pau Arenós, que ha publicado recientemente el libro Cocina en casa, asegura que eliminaría "al cocinero 'EPSON', el origen del mal, el que satura las cartas con originalidad clonada". Y pone varios ejemplos de esas ubicuas copias culinarias: "La viruela de tiramisú, la croqueta con chepa, las bravas de fantasía, la ensaladilla con mayonesas de colorines...". Un repertorio de platos que aparece más en los menús de los restaurantes que Pretty Woman en Televisiòn.

LAS GYOZAS

Las gyozas y Dios están en todos los sitios. No solo en los locales modernitos con decoración de IKEA, también los que antes servían cocina tradicional han claudicado ante este plato oriental. Y si ya es frustante su don de la ubicuidad, lo que hace que me plantee beber un cubata de Viakal con Coca Cola es que en la mayoría de ocasiones la gyoza se reduce a una empanadilla requetefrita elaborada por una empresa externa (la única en Europa occidental, porque todas me saben igual). Da igual donde las pida: siempre me encuentro una capa exterior aceitosa y un interior sequísimo (con independencia del relleno). Acaba con esto de una vez, Dios, por favor, como hiciste en su día con el queso provolone al horno o con la crema de balsámico.

LA TARTA DE QUESO (SOBRE TODO, LAS CRUDAS)

"Podéis insultarme, amenazarme o incluso reprocharme que yo alenté esta moda con algunos de mis vídeos, pero no me pienso callar: basta de tartas de queso. Basta, especialmente, de las semilíquidas. Basta de colar como gourmet un postre que está crudo". Quien firma esta declaración de guerra es Mikel López Iturriaga, que asevera que ya hemos tenido suficiente queso Philadelphia con huevo y azúcar en nuestra vida, y que necesitamos una moratoria de varios años en los que esta receta esté proscrita y deje espacio a otras propuestas. Sin miedo ninguno a los escraches que recibirá, al gerifalte comidista le gustaría mandar al exilio este postre junto a los tiramisús "para que se hagan compañía en el reino del olvido".

LA MODA DE LOS TACOS

"Me encantan los tacos, me chifla una buena tortilla artesana de maíz nixtamalizado rellena de guisos, de plancha, de marisco o pescado", dice Mònica Escudero mientras se come dos a la vez, y continúa: "Los amo, de verdad, pero precisamente por eso no entiendo que ahora en todas partes tenga que haber alguno, la grandísima mayoría de veces con rellenos sin demasiado sentido, tortillas horribles y una ejecución cuanto menos regulinchis". "Lo de servirlos en esos soportes que les dan forma de V mejor ni comentarlo, que no quiero hacer llorar a cualquiera que haya nacido desde Baja California hasta Quintana Roo", remata Mònica.

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