05/01/2024 GastroTEST
El corcho, ese elemento aparentemente insignificante, no solo sirve para evitar que el vino se salga de las botellas, sino que desempeña un papel mucho más relevante en la maduración y conservación del vino. A continuación, podrás descubrir algunos detalles que te ayudarán a comprender el rol que juega ese trozo de la corteza del alcornoque.
El corcho proviene del alcornoque (Quercus Suber). El 80% de la producción mundial está fijada en Portugal y España.
¿PARA QUÉ SIRVE EL CORCHO DE LAS BOTELLAS DE VINO?
El corcho resulta fundamental para la conservación del vino en buen estado. No solo supone una barrera física a los agentes externos, sino que impide la entrada del oxígeno que podría dañar el vino.
En el siglo XVII se comenzó a tapar las botellas de champán con corcho y, posteriormente, esa tradición dio paso a las botellas de vino reserva y gran reserva. En la actualidad, se utiliza corcho en prácticamente todas las botellas, aunque, como veremos más adelante, a día de hoy existen algunas opciones artificiales.
VENTAJAS DE LOS TAPONES DE CORCHO
El motivo por el cual el corcho ha sido el principal protagonista para el cierre de botellas desde hace más de tres siglos son sus excelentes propiedades que le permiten adaptarse a muchas condiciones.
Flexibilidad
El corcho tiene memoria elástica, puede expandirse y contraerse con los cambios de presión y temperatura sin deformarse ni perder sus propiedades aislantes. Gracias a esa flexibilidad se adapta a cualquier cuello de botella garantizando un buen cierre.
Naturaleza
El corcho favorece la micro oxigenación del vino, posibilitando la evolución progresiva de los aromas, ayudándolo a madurar y a mantenerse. Esta micro oxigenación proviene del propio corcho y el oxígeno contenido en sus millones de celdas.
No deja entrar oxígeno, si no que va cediendo desde su interior de una forma continua y pausado creando una combinación con el vino maravillosa.
Impermeabilidad
Al ser impermeable, protege al vino de agentes externos, tanto de O2 como cualquier otro compuesto, y así el vino puede reposar durante años con total tranquilidad.
Sostenibilidad
El corcho es 100% renovable y sostenible. Ayuda a crear diversidad allí donde crece, frena la desertificación y es cohesionador social, ayudando a fijar población en las zonas rurales.
Como dato curioso, un corcho natural tiene huella de carbono negativa, incluso el balance carbónico puede alcanzar los -309 g de CO₂.
¿CÓMO SABER SI UN CORCHO ESTÁ EN BUEN ESTADO?
Para saber si un corcho está en buen estado y, en consecuencia, lo está el vino que preserva has de fijarte en el color y en la textura del corcho, en si ha tenido fugas y si tiene alguna marca de un mal embotellado o subida de vino.
A medida que transcurre el tiempo, los corchos envejecen, aunque esto no es indicativo de ningún inconveniente. A continuación, detallamos algunos problemas y cómo detectarlos. Toma nota.
Sequedad
Como hemos dicho anteriormente, si está demasiado seco antes de ser embotellado sus propiedades son distintas, por lo que puede no adaptarse bien al cuello de la botella y no hacer el cierre perfecto, lo que podría provocar excesiva oxidación.
Olor
Si, cuando al abrir la botella, el corcho no huele a vino, sino que tiene otros olores que resultan desagradables, seguramente la conservación del vino no se haya realizado correctamente.
¿QUÉ PODEMOS SABER DE UN VINO POR SU CORCHO?
Llega el momento de descorchar la botella de vino y descubrimos que el corcho está manchado, no solo en la parte en que ha estado en contacto con el vino, sino a lo largo de todo el tapón. ¿Qué quiere decir? Lo más probable es que haya habido alguna fuga de vino, con lo cual se habrá perdido parte del contenido de la botella y, lo que es peor, pudiera ser que el oxígeno hubiera llegado al vino y lo hubiera oxidado.
Un tapón nos puede dar muchas pistas sobre el vino que ha estado conservando. Su principal función es preservar el vino de agentes exteriores y al mismo tiempo evitar la fuga del contenido de la botella. Si un corcho está en mal estado, es muy probable que el vino también lo esté.
Pero, ¿en qué nos tenemos que fijar cuando descorchamos la botella?
El color del corcho será púrpura tirando a brillante si el vino es joven, y más oscuro y apagado si se trata de un Reserva o Gran Reserva.
La forma del tapón deberá ser lo más uniforme posible. Si tiene bultos, quiere decir que se han producido cambios fuertes de temperatura que han podido afectar al vino.
El corcho tiene que estar manchado solo en su base, como decíamos al principio, lo que querrá decir que no ha habido fugas hacia el exterior.
Se puede oler el tapón por la zona central y comprobar que no presenta ningún olor extraño. El corcho debe oler a vino y no a humedad, a moho o vinagre. Si bien algunos expertos descartan que por el olor del corcho se pueda saber si el vino está o no estropeado.
El tamaño del tapón dependerá del tipo de vino que está guardando. Corchos pequeños, de 24-26 mm, se utilizan para vinos jóvenes o blancos, que se van a consumir en menos de dos años. Los corchos más largos (45-54 mm) son necesarios en vinos añejos o de reserva que requieren un periodo de guarda mayor.
Los tapones pueden ser de diversos materiales. Si el corcho está realizado con conglomerado (fragmentos de alcornoques amalgamados), quiere decir que el vino es joven o económico. Un buen vino requiere también de un tapón de calidad que evite que el paso del tiempo lo deteriore.
Por último, hay que recordar que las botellas se deben conservar en posición horizontal para que el vino esté siempre en contacto con el corcho y así evitar que el tapón se seque y se agriete.
Y hablando de corcho, otro día comentaremos la polémica que está surgiendo últimamente en torno a si son mejores los tapones de corcho, los de plástico o los de rosca de aluminio y qué implicaciones positivas y negativas tienen en el medio ambiente y en el ecosistema del alcornoque.
De momento, no lo olvides: cuando descorches una botella, puedes conocer algunas cosas del vino que vas a tomar antes incluso de probarlo.
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