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  • 13 mar 2024
  • 3 Min. de lectura

13/03/2024 GastoTENDENCIAS


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Las épocas son otras, llenas de ocupaciones y falta de tiempo. Como consecuencia, se ha reducido la frecuencia con que las familias se sientan a la mesa para comer. Ya sea por horarios que no coinciden o un desinterés general, muchas están perdiendo los beneficios de compartir una cena.


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Según estudios psicológicos recientes, el comedor, ya sea en el hogar o en un establecimiento, no es solo un lugar para disfrutar del alimento; también es un espacio para compartir tiempo de calidad con los seres queridos. Por eso, los expertos coinciden en las siguientes razones y consejos para formar o recuperar el hábito de comer juntos:



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Mejor nutrición y planificación. Según una investigación de expertos de la Universidad de Florida, tener comidas en familia "con frecuencia puede tener un efecto positivo en la nutrición de sus miembros pues da la posibilidad de controlar mejor las porciones". Esta práctica ayuda a incluir en cada plato una variedad de alimentos saludables y aumentar la proporción de comida sana que se ingiere por semana, señala.


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Planificar con antelación los alimentos en familia también puede ser muy útil.


Merendar juntos ofrece el momento ideal para hacer planes, reforzar lazos y aprender el uno del otro, aseguran los especialistas.



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Compartir información y acontecimientos importantes de la vida de cada miembro, así como prestar un poco más de atención a los hijos, son cosas que se facilitan con este tiempo, pero, para que ese entorno sea el mejor, lo óptimo es eliminar todas las distracciones posibles.



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Apagar el televisor y dejar los celulares en otra habitación pueden ser clave, así como aprovechar el tiempo para conocer cómo están los demás y compartir historias del día (o del pasado), sin distractores, son pasos que aseguran un buen rato, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).


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Los científicos sugieren que los "encuentros familiares a la mesa" sean tan frecuentes como sea posible. Eso sí, en cada caso conviene que los miembros del clan "pacten" cuáles tiempos de comida les gustaría disfrutar juntos, en días seleccionados, para así tomar las previsiones necesarias.




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Si bien es poco probable que se puedan compartir todas las comidas de la semana en grupo, algunos sugieren proponerse metas, como, por ejemplo, cenar semanalmente en familia una o dos veces.




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Formación de buenos hábitos. Acostumbrarse a la comida preparada en casa o conocer tipos de comida en diferentes restaurantes ayuda a moldear hábitos saludables en los más pequeños, quienes aprenden a formar un plato balanceado, a controlar sus porciones y a preferir los alimentos caseros a la comida rápida.


Estudios publicados en revistas como Journal of the American Medical Association (JAMA) y Social Behavior and Personality coinciden en que los adolescentes también pueden aprovechar para aprender a cocinar y reducir las veces en que comerán fuera cuando vivan por su cuenta. La Clínica del Adolescente ofrece otro consejo: que en lugar de comprar platos preparados, se aproveche para que toda la familia ayude a prepararlos. Como práctica, puede comenzar realizando las compras también junto al resto de familiares.


Finalmente, los psicólogos coinciden en que hay más oportunidad de ver señales de alerta en el comportamiento o en el bienestar de un familiar cuando se comparte tiempo con frecuencia. Por ejemplo, problemas de desórdenes alimentarios o escolares son más fáciles de detectar en el comedor de la casa.


Siempre en la línea de calidad de vida, un estudio de la Universidad Brigham Young, en los Estados Unidos, reveló que comer en familia puede incluso ayudar a las madres a bajar sus niveles de estrés. Eso, siempre que se pongan reglas y que la comida familiar no sea momento de peleas. Para lograrlo se sugiere establecer previamente reglas muy básicas de convivencia, como no alzar la voz y no promover enfrentamientos entre los miembros. FUENTE: AMA

 
 
 
  • 8 mar 2024
  • 2 Min. de lectura

08/03/2024 GastroTENDENCIAS


Vinos más ligeros; con más peso de la fruta, menos madera y menor graduación alcohólica; elaborados con levaduras indígenas y con uvas autóctonas más resistentes fruto de las agriculturas ecológica, biodinámica o regenerativa; aptos para veganos o celíacos y los de mínima intervención (también llamados naturales) protagonizan las actuales tendencias del mercado.


MAYOR CALIDAD


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En la actualidad consumimos menos vino, pero de mayor calidad. Y también están siendo corriente productos innovadores para acercar el vino a nuevos consumidores, como los vinos en lata o los desalcoholizados.


Todo parece indicar que entramos en una dinámica que se prolongará. Y no hay duda de que hay una revolución blanca en un mundo "tintocentrista", los vinos blancos y espumosos están en plena pujanza en todo el mundo. No han dejado de irrumpir en los mercados nuevos productos burbujeantes.


Por otra parte, el sector considera que se hace imprescindible ahondar en desestacionalizar el consumo de vino y buscar nuevos momentos de consumo, como el afterwork. Y, sin banalizar que el vino contiene alcohol, se recuerdan las bondades saludables de un consumo moderado con las comidas. Todo el sector se muestra, a la vez, muy preocupado por contener el grado alcohólico de los vinos, luchando contra los efectos de las sequías persistentes y los efectos de la emergencia climática. Y no paran de sucederse iniciativas de sostenibilidad mientras algunos recuperan la tracción animal para labrar sus viñedos, o tener animales sueltos para aplacar las plagas.


SE RECUPERAN TÉCNICAS TRADICIONALES Y SOSTENIBILIDAD


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Se busca la sostenibilidad integral, lo cual significa no solo minimizar los riesgos ambientales sino también contribuir económicamente y socialmente a la riqueza en las comunidades locales en las que se ubican los viñedos. Y el sector trabaja con ahínco para potenciar el desarrollo rural a través del creciente importe de las inversiones que todo tipo de bodegas están realizando por el enoturismo. La importancia social y económica del vino es cada vez más relevante.


Y mientras tanto, ya hay bodegas que se han adentrado en un mundo paralelo digital (el metaverso), se han aliado con la inteligencia artificial o que lanzan vinos exclusivos para el mercado cripto.


 
 
 
  • 8 mar 2024
  • 1 Min. de lectura
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Foto: José Manuel Castillo de Alba


Cangrejitos fritos de Tarija con haba seca sobre pizarra. Son increíblemente crujientes.


 
 
 

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